Mis
dos nietos de 8 y 6 años se encuentran en 1º y 3º de Enseñanza Primaria; como
muchos niños y niñas participan de actividades extraescolares
pero antes han de realizar los deberes diarios; el
mayor se encuentra con las divisiones, ¡¡dios lo que costó las tablas de
multiplicar!!, la niña está iniciándose en las sumas y en la lectura, hasta
aquí todo bien, pero la cosa es que los deberes los realizan en casa y aquí nos
implicamos su madre (mi hija) y los abuelos (nosotros); antes, cuando solo estaba el
niño, no había problema, pero ahora, con dos estudiantes, hay días que es de
locos conseguir que ambos se pongan y los terminen en tiempo y forma. Algunos “expertos”
dicen que los deberes son para los hijos, nosotros ya los hicimos en su día, lo apoyo, pero si no se les ayuda, nunca terminarían sus deberes. He buscado como son estas tareas en otros lugares del mundo y he encontrado
este estudio de 2013 que habla de “los deberes en el mundo”.
ESPAÑA.
Hay deberes
entre 1’5 a 3 h. de media diarias.
Horas
pasadas en la escuela desde los 7-14 años: 7.300
Fracaso
escolar (no termina secundaria) 26’5%
Ranking
PISA: 33
FINLADIA.
Hay deberes
entre 15 a 30 minutos.
Horas
pasadas en la escuela desde los 7-14 años: 5.700
Fracaso
escolar (no termina secundaria): 9’8 %
Ranking
PISA: 3
COREA DEL SUR.
Hay deberes
entre 3-4 h. realizados en la escuela, no en casa.
Horas
pasadas en la escuela desde los 7-14 años: 5.900
Fracaso
escolar (no termina secundaria): 2%
Ranking
PISA: 2
FRANCIA.
Están
prohibidos, pero hay profesores que mandan hacerlos.
Horas
pasadas en la escuela desde los 7-14 años: 7.400
Fracaso
escolar (no termina secundaria): 12%
Ranking
PISA: 21
ALEMANIA.
Si hay
deberes, unas 18 horas semanales.
Horas
pasadas en la escuela desde los 7-14 años: 6.300
Fracaso
escolar (no termina secundaria): 11’5%
Ranking
PISA: 19
DINAMARCA.
Están
prohibidos.
Horas
pasadas en la escuela desde los 7-14 años: 6.500
Fracaso
escolar (no termina secundaria): 9´6%
Ranking
PISA: 24
Personalmente soy partidario de hacer
deberes en casa, pero no hasta el punto de que los niños tengan una agenda tan
apretada como un ministro.