Hace unos días recibía una serie de correos sobre la reconsideración de algunos países tanto europeos como americanos de estudiar la legislación sobre determinados aspectos que afectan a como las personas viven entre si o como organizan su propia vida; entre los temas que versaba el correo era el de las bodas entre personas del mismo sexo a las que se oponían de forma ferviente; sobre las operaciones de cambio de sexo cuyo gasto lo consideran un latrocinio para la sociedad; contra la pastilla del día y de cómo estaba convirtiendo esta a nuestras hijas en prostitutas, etc.…; estos correos masivos, seguramente remitidos por algún grupo integrista, me ha llevado a escribir esta nota que es el A B C de la antropología de genero; se que esto no lo van a leer nadie pero al menos dejo clara cual es mi posición con relación a estos temas.
El SEXO es considerado como algo biológico que define al hombre y a la mujer. La SEXUALIDAD por otro lado está relacionada con la identidad sexual y esta a su vez al GENERO. Al mismo tiempo dentro del género podemos encontrar tres tipos de identidades sexuales una de ellas es la homosexual, para estos grupos son simplemente “maricones” o “bolleras” que deben de vivir encerrados en sus propios infiernos, anulándoles que puedan vivir su propia identidad sexual o incluso cambiarla gracias a los avances tecnológico-médicos.
Esta decisión de cambiar su físico es porque se produce un conflicto entre su sexo y su género. En este conflicto, el entorno sociedad tiene una gran influencia al tener marcados unos ESTEREOTIPOS que nos han sido inculcados gracias a una educación irresponsable. Debemos de cambiar hacia actitudes y aptitudes respetuosas con estas personas; hay otras culturas, perfectamente documentadas por los antropólogos Evans-Pritchard o Stephen Murray y Will Roscoe, a las que llamamos inferiores, en donde estos problemas están resueltos. Educar a nuestros menores en la igualdad de trato pese a la diferencia, “somos iguales somos diferentes” y en el respeto es algo fundamental para que estas personas dejen de ser unos “parias” y el mundo deje de ser homófobo.
Estoy de acuerdo contigo. Hay que ser respetuosos con todos y por la experiencia que tengo, te puedo decir que la mayoría de los jóvenes son más abiertos a la hora de aceptar estar diferencias.
ResponderEliminarSin negar lo que dices; creo que estamos todavía muy lejos de llegar a esa aceptación en determinadas zonas del mundo, hay algunos problemas en España especialmente con jóvenes de zonas periféricas; en todas las regiones de religión musulmana así como en países sudamericanos donde lo católico tiene mucho peso.
ResponderEliminarSaludos