¿Por
qué tantas personas se mantienen apegadas a sus creencias y se resisten a
aceptar pruebas evidentes de que están en un error?, ¿por qué cuesta tanto
cambiar de opinión?.
Ha
sido Eduard Punset (1936-2019)
quien ha sido el causante de esta entrada al manifestar en su día que “cambiar
de opinión es bueno”.
Me quedaba sorprendido al saber de un congreso celebrado en Madrid
(febrero) de personas que creen que la tierra es plana, son los llamados Terraplanistas; lo mismo ocurre con los
antivacunas que creen que las vacunas y en definitiva el acto de
vacunarse supone un mayor perjuicio para su salud; no son pocos los que
no creen en el cambio climático, o
los antievolucionistas; podríamos poner
muchos ejemplos de personas y entidades, que pese a las evidencias científicas,
son incapaces de cambiar de opinión, ¿qué decir de los políticos profesionales?.
Hay
quien piensa que cambiar de opinión es alejarse de costumbres, esencias e incluso
religión, al tiempo que resulta amenazante admitir que durante tiempo se ha
estado equivocado; estos que no cambian son quienes aducen
que un cambio de opinión en función de nuevas circunstancias o de una reflexión
más profunda son unos veletas, chaqueteros, faltos de personalidad, desnortados,
volubles …, dicen que cambiar de opinión se asocia a un pensamiento débil.
Como
Eduard Punset pienso que cambiar de opinión, tras una serena reflexión es bueno,
creo que se demuestra tener una mente abierta, debemos de ser receptivos a los cambios
que cada día son más rápidos, cambiar de opinión es crecer como personas, es
abrir nuevas puertas que antes teníamos cerradas de ese modo avanzamos en
seguridad y bien hacer.