La prostitución ha constituido desde siempre, un tema
de debate y de intervención pública. A partir de la consagración de la
burguesía, resultó ser la cara oscura del matrimonio y una institución creada
para dividir a las mujeres en decentes e indecentes, buenas y malas, de uno
sólo y de muchos hombres, en mujeres “privadas” y mujeres “públicas”.
Las
políticas públicas se han movido, guiadas por una doble moral sexual, entre el
moralismo condenatorio y el reconocimiento de su inevitabilidad, a ello han
respondido las políticas abolicionistas o reglamentarias. Las victimas de esta
doble moral han sido generalmente las mujeres, las que vendían su cuerpo se
topaban con el rigor de las leyes cuando convenía y a las demás se les imponía
un férreo control sexual so pena de ser tachadas de “putas”.
Uno de los
aspectos más notorios de la globalización son los movimientos migratorios de
los países ricos, pero hacerlo legalmente es cada vez más difícil para el
nutrido número que lo pretende. En estos momentos las migraciones se
clandestinizan.
Voluntariamente
o a la fuerza, muchas mujeres
inmigrantes están ocupando un espacio dejado por las mujeres locales que
acabarán participando, de entre las escasas posibilidades laborales a su
alcance, en la industria del sexo, siendo además muy demandadas por los
clientes occidentales, en España el 90% de las mujeres prostitutas son
inmigrantes, especialmente Africanas, Latinoamericanas y de Europa del Este.
El debate sobre la prostitución lleva abierto
prácticamente desde principios del siglo XX, en la actualidad, existen en
España asociaciones como Hetaira que es un colectivo en
defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo, o GENERA que busca la redefinición de los roles sociales desde una perspectiva
de genero a través de la defensa y reivindicación de los derechos de las
mujeres trabajadoras sexuales, TAMPEP asociación
de carácter transnacional fundada en 1993 da respuesta a las necesidades de las
trabajadoras del sexo inmigrantes en toda Europa, su atención se centra en la
evaluación de la situación y las necesidades de las trabajadoras sexuales y
personas transgénero de Europa, Asia, África y América latina, desarrollando
respuestas adecuadas a un colectivo de más de 80 nacionalidades. Dentro de ese
gran debate se está intentando poner en claro varios puntos: Si la prostitución
constituye o no un trabajo, quienes son los clientes, ahondar en el fenómeno de
las migraciones y del trabajo sexual y analizar los problemas específicos que
surgen de ambos factores, que políticas sanitarias conviene seguir, en
particular con respecto a la hepatitis y
el sida, o que respuestas legislativas se están probando frente a esa
problemática: inmigración-prostitución.
Como
antropólogo me hago una pregunta: ¿ si se crea el comercio del sexo, porqué
posteriormente se condena la oferta del mismo?, hasta ahora no existe una
respuesta uniforme.
Una
cosa si es visible dentro de la invisibilidad, estás mujeres se encuentran
instaladas en las periferias de las ciudades, normalmente en polígonos industriales presionadas
constantemente por entidades locales que, aun legislando contra ellas, no saben
como actuar salvo empujarlas al municipio vecino, son mujeres “ilegales” que
con su proxeneta, que la obliga, no podrán denunciar dada su situación de
persona sin “papeles” y el miedo a ser repatriada, suponiendo esto un valor
añadido para callar.
Hablar
de prostitución en tan poco espacio es delicado, pero si a esto le sumamos
inmigración la cuestión se complica ya que tendríamos que hablar de las leyes que
regulan la emigración, el derecho al trabajo o a moverte en libertad, de los que
demandan estos servicios, la prensa y sus anuncios de contactos, tendríamos que
analizar las vacaciones a paraísos del sexo, las mafias, y en general del
movimiento de dinero negro que mueve el negocio del sexo.
La OIT
(Organización Mundial del Trabajo) ha recogido importantes trabajos sobre este
tema, reconoce que muchas mujeres recurren a todo tipo de estrategias de
supervivencia a su alcance como son la emigración y el trabajo sexual, para
muchas de ellas, la última salida ha sido la alternativa más viable para enviar
remesas económicas a sus familiares.
Esos
debates iniciados y nunca acabados se hace necesarios que concluyan y se unifiquen
criterios, en primer lugar, desde las asociaciones defensoras de los derechos
de las prostitutas en las que solo están de acuerdo en una cosa, luchar contra
los proxenetas y defender la libertad de las prostitutas; segundo, está
unificación de planteamientos, igualmente, se hace necesaria en una Europa en
la que cada país sigue su propia política, que pasa desde la legalización a la
prohibición, mientras tanto, son muchas mujeres las que esperan una solución.
Emilio Manuel M.
Bibliografía:
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trabajo”. Colectivo Hetaira
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