Este
fin de semana hemos asistido a una celebración familiar en Miguel Turra, (Ciudad Real),
como en otras ocasiones nos hemos trasladado en coche y tras desviarnos en Almuradiel, para ir más tranquilos hasta la ciudad que nos
esperaba, atravesamos a lo largo del camino gran cantidad de pueblos con el
sobrenombre de Calatrava como: Alcolea, Argamasilla, Ballesteros, Bolaños,
Carrión, etc., de Calatrava; ya conocía que era una orden
religiosa creada en la Edad Media, pero mis conocimientos no iban más allá, así
que en esta ocasión he tratado de avanzar un poco.
El origen de la orden se sitúa en una de las etapas más bélicas y
decisivas de la Baja Edad Media para la unidad de España; la Orden de
Calatrava es una orden militar y religiosa, fundada en el Reino de Castilla en el siglo XII por
el abad Raimundo de Fitero, con el
objetivo inicial de proteger la villa de Calatrava, ubicada cerca de la actual Ciudad
Real. Pertenece al grupo de las órdenes cistercienses , en la actualidad solo tiene carácter honorífico y nobiliario. La orden tenían encomendada la vigilancia y protección de la vanguardia
Sur-Suroeste de la Meseta de las riazas islámicas, como primer frente de
contención de Castilla y de Toledo, su principal capital, más allá de la
depresión del Tajo, junto a la ribera del Guadiana; sus grandes
recursos humanos y económicos dieron a la Orden un enorme poder político y
militar, que duró hasta el final de la Reconquista.
Disponía de tierras y castillos a lo largo de toda la frontera de Castilla y
Aragón, ejercitando un señorío feudal sobre miles de vasallos. Confiscados los
bienes de la Orden por disposición de José
I en 1808, fueron restituidos en 1814 por Fernando VII, para acabar definitivamente secularizados en 1855 por
Pascual Madoz. La Primera República
Española suprimió la Orden, que se restableció en 1875 con el Papado como
encargado de regular su disciplina interna.
La celebración fue
realizada en un bello hotel en el pueblo de Ballesteros de Calatrava, zona donde existieron afloramientos
volcánicos, algunos yacimientos encontrados dan fe de ello. Como es
habitual, siempre que vamos a Ciudad Real, nos pasamos por Almagro, visitamos su famosa plaza porticada y terminamos comprando unos
cuantos botes de sus famosas berenjenas, ¡¡umm, que ricas!!, de los quesos artesanales
de la zona Manchega, nada que ver con los industriales, ya se encarga la
familia de mantenernos la despensa al día.