miércoles, 25 de abril de 2012

A LA FUERZA AHORCAN (Relato)


        
             Mi amiga Pilar, persona inquieta donde las haya, profesora, fotógrafa,  ilustradora, tasadora de arte, viajera, con un blog titulado "El arte de la vida y la vida del arte" ,  me ha remitido esta narración que publico con su permiso, dice:

         “Yo soy rebelde porque el curro me hizo así. Llevaba 25 años de secretaria en una multinacional y, de repente, compran una red social y me trasladan de un día para otro. Eso o la prejubilación, me dicen. A mí, que tengo 60 y..., vale. Soy una pionera nata. Así que me he reciclado. A la fuerza ahorcan.

         El primer sofoco fue ver a mi jefe. Tiene 28 años y se llama Prometeo, te lo prometo, hay padres para matarlos. Lo ves y te dan ganas de darle un euro para que coma algo. Pero se ha inventado él solo este chiringuito que nos da de comer a mí, a él, y a otros 150. Un cerebrito, el niño. Luego están los otros, y las otras. ¡Qué cuadros!, con esos pelos y esas barbas que ellos parecen extras de La vida de Bryan y ellas las que gritan la lapidación. Y yo, la madre que los parió a todos.

         Cuando entré era el último mono. Me llamaban de usted, me marginaban. Pero yo resistía, todo menos permitir que unos niñatos me empujen a la prejubilación. Decidí RENOVARME. Fui a Bershka, pillé todo lo de la XXL, lo pasé por la "Singer" y me hice unos estilismos que los tengo a todos los de la oficina muertos. Serán nativos digitales, pero les falta perspectiva.

         Lo del mes pasado les parece una antigualla y lo de hace 30 años el colmo del estilo. Mi último pelotazo son unas gafas de mi madre que me he graduado para vista cansada. ¡Flipan con ellas! Vintage, las llaman. En mi época la vendimia era otra cosa.

         Se las meto dobladas. Llevo el iPhone al cuello como la cruz el exorcista: los neutraliza. Solo sé llamar y contestar, pero cuela. Esto es anarquía y no la CNT. Ahora estoy superintegrada. Hasta le he cogido el gusto a eso del Red Bull de la máquina. Sabe a Bisolvón, pero me tomo tres al día, como el jarabe. Para marchosa, yo.

         Por Navidad me invitaron al Plasty, un local de culto. Mi madre me dijo: "Si vas a salir con los compañeros, ponte el visón, que viste más". Pobre, su reino ya no es de este mundo, el visón. Acabamos en un piano-karaoke del año de la tos, pero ellos lo han descubierto hace poco y creen que es moderno, yo callada, ¡déjalos que disfruten!

         Eso sí, tanto estilismo y "fashion" me agota. Por eso trabajo en agosto. Así tengo dos meses de vacaciones. El mío y el que estoy sin verlos, a mi aire. Por fin he podido sacar a desfilar mis trajes chaqueta y tengo al portero loco. "Eso es una real hembra", me suelta hoy Luciano, un chico de mi edad que no está acostumbrado a este look.

         Los modernos están unos en Formentera y otros en Vietnam, no tienen término medio. Oficialmente yo voy a San Juan de Luz, que es "vintage", porque si se enteran que realmente me voy a San Juan, de Alicante, me jubilan sí o sí.”
                                                   

domingo, 22 de abril de 2012

¿QUIENES SON LOS MERCADOS?

          Como antropólogo que solo ha estudiado los llamados mercados con moral, donde existe lo que se llama reciprocidad, redistribución e  intercambio, hoy me enfrento a  unos mercados que nada tienen que ver con aquellos, lo que supone hacerme   preguntas sobre: ¿Quiénes son estos mercados?, ¿quienes los manejan?, ¿quien compra quien vende?, ¿para que se hace? no he encontrado respuestas claras y definitorias; con todo ello, he leído durante la Semana Santa el texto que abajo os relaciono y cuyo enlace os indico, de su introducción he sacado un pequeño extracto:

     Desde hace unos años   “Nos han robado la capacidad de decisión sobre los asuntos fundamentales de nuestras vidas, pero ¿quién?. La economía, los mercados, las agencias de calificación… unos poderes invisibles y abstractos frente a los que ni los gobiernos más poderosos del planeta osan enfrentarse.

    Nunca los medios de comunicación y los políticos profesionales nos han hablado tanto de economía. Supuestamente nos informan de lo que ocurre, pero por más que leemos y escuchamos no nos dan las claves que contestarían las preguntas fundamentales: ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿De qué manera podemos salir de esta situación minimizando el coste social del desastre? ¿Qué se puede hacer para que una crisis de esta gravedad no vuelva a producirse?.

            Transmitir la idea de que, aunque sea injusta, esta es la única forma posible de afrontar la crisis es la tarea fundamental de aquellos grupos sociales que se benefician del orden actual así como de los que representan y defienden sus intereses. Y el discurso económico, como tantas otras veces a lo largo de la historia, es su mejor aliado. Tres son los elementos en que se basa el discurso económico hegemónico para lograr ese objetivo:

1.- Plantear (explícita o implícitamente) axiomas más que discutibles pero que logran instalarse en el «sentido común» colectivo: «Lo público es ineficaz». «Bajar los impuestos genera bienestar», etc.

2.- Otorgar a los fenómenos económicos un carácter eminentemente natural: sobreviene una crisis como si fuese un huracán; los mercados nos golpean como lo haría un tsunami; la prima de riesgo sube o baja de forma tan autónoma como lo hacen las mareas.

3.- Son las llamadas “realidades económicas invisibles”. Cuando un ataque especulativo «sacude» los mercados españoles, ¿por qué no nos informan, con nombre y apellidos, de los bancos (normalmente pocos, en buena medida españoles) que lo han protagonizado? También es fácil saber el dinero que gana cada uno de ellos con la operación, lo cual no puede dejar de considerarse una información de interés general.

            Los telediarios nos torpedean con datos de deuda y déficit, justificando los sacrificios que debemos estar dispuestos a asumir para corregirlos. ¿No sería interesante que nos informaran, de paso, sobre el origen de esa deuda? ¿Qué tanto por ciento responde a los fondos transferidos —de una u otra forma— a bancos y grandes empresas? ¿Y cuánto se debe a la supresión del Impuesto sobre Patrimonio? ¿Y a la baja del tipo de gravamen del Impuesto de Sociedades?

            De esta introducción saco una conclusión, hoy al contrario de ayer, no hay mercados, solo que unos pocos se junta para ver como roban a una mayoría con el apoyo de unos personajes llamados políticos y unos medios de comunicación que en lugar de informar desinforman. Esto no es el  mercado es mercadeo.

           “Quiénes son los mercados y como nos gobiernan. Once respuestas para entender la crisis”. BIBIANA MEDIALDEA GARCÍA (coord.), ANTONIO SANABRIA MARTÍN, LUIS BUENDÍA GARCÍA, NACHO ÁLVAREZ PERALTA, RICARDO MOLERO SIMARRO. Icaria Editorial. Barcelona 2011.


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