El dolor, o duelo, es
indescriptible. Solo lo conocen quienes han pasado por ello. Cada uno desde su
propia experiencia: la muerte de un hijo, la de una madre, las pérdidas en
serie de una guerra o la individual de una pareja. Produce la sensación de
desgarro, como si te arrancaran a tiras las entrañas. Es personal, inmenso,
solitario. Provoca desconsuelo, desorientación, especialmente cuando es súbita
e inesperada la despedida. Se pierde una gran parte de la vida, cada pérdida de
un ser querido supone una amputación de algo corporal que no vuelves a tener y
deja su espacio, su vacío. Te amputan una pierna y debes aprender a sanar la
herida, a cerrarla y a andar con muletas.
El cerebro se acelera, no duermes, el estómago se cierra, no
comes, la vida se convierte en una pesadilla permanente que te impide vivir.
Nada sirve, nada vale, nada consuela. Los sentimientos de culpa, el modo
miserable, ruin, cruel inhumano de trato se apoderan de la mente. Este momento
en el que se produce un giro fatal del destino, es a la vez el motor, la fuerza
que nos obliga a mirar dentro de nosotros y que puede acabar siendo un regalo
en nuestra vida. En cada uno de nosotros existen recursos aletargados que
esperan a ser descubiertos. Decía Nietzsche que “quien
tiene un por qué para vivir encuentra el cómo”. Se puede encontrar una
salida cuando el horizonte se hace estrecho y negro como un túnel. La libertad,
la autonomía, la independencia es la asignatura pendiente del ser humano, el
gran reto de un futuro incierto. Todos tenemos la capacidad de volar solos
después de una pérdida, aunque lloremos, nos desangremos, nos desgarremos...
como decía Voltaire, el verdadero valor consiste en saber sufrir, y yo
añadiría, en saber salir del sufrimiento. Hablamos de dolor pero en realidad
deberíamos hacer una diferenciación entre dolor y sufrimiento. El dolor es un
estado de desequilibrio que nos hace daño y que es causado por un impacto
fuerte, duro y desestabilizador a raíz de una agresión o pérdida. Afecta
física, emocional y mentalmente, y perdura hasta que la persona se pueda
restablecer. Si me duele la cabeza puedo tomarme una pastilla para mitigar la
sensación incluso hacerla desaparecer ya que tiene un componente físico claro.
El sufrimiento incorpora un componente emocional y/o
mental del desasosiego y malestar. A
veces puede llevar a una imposibilidad de reacción y la
negación de encontrar remedio y solución. Es como si nos pusiéramos unas gafas
con las que solo queremos ver lo negativo. Si ante el dolor existen las pastillas ante el
sufrimiento está la capacidad de cambio. Es el momento de volver a renacer. Solo a través
de experiencias de sufrimiento fortalecemos el alma, aclaramos la visión y elevamos
la ambición.
El duelo es por tanto una reacción que aúna dos componentes
uno físico y otro emocional. El modo de sufrimiento es único en cada individuo,
pero tiene una esperanza en la lejanía, en el objetivo. Supone un movimiento de
la Oscuridad a la Luz. De la sequía extrema hay que saber extraer el agua suficiente
y administrarlo para calmar la sed.
El concepto de pérdida es fundamental en el camino de
superación de la adversidad. Distinguir entre lo esencial y lo accidental. ¿Qué tengo que perder?. “Lo
que puedes hacer o sueñes que puedes hacer, empieza a hacerlo ya”, como
decía Goethe. Es el momento de parar la caída libre en
el pozo y pensar en cómo salir de ahí. Hay una fábula que nos indica el camino y que resumo brevemente. Un día el burro viejo de
un campesino se cayó a un pozo y lloró mientras el campesino trataba de sacarlo
de allí, como veía que era inútil el esfuerzo y pensando en lo viejo que el
animal era, decidió abandonarlo y taparlo puesto que había dejado de dar agua.
Llamó a los vecinos y cada uno empezó a tirar tierra al pozo. El animal se dio
cuenta de que si dejaba de llorar y sacudía la tierra que le caía encima
comenzaría el ascenso, poco a poco, paso a paso, hasta que llegó al brocal de pozo
y salió trotando. De modo que procura
que las necesidades sean pequeñas, las expectativas moderadas y las
aspiraciones elevadas en la vida.
El duelo tiene una componente importante de incertidumbre.
Pierdes el control de la vida y para recuperarlo hay que salir del guión
previsto. Cuanto más brusco y violento es el vendaval, cuantos más destrozos
ocasiona, quedan más intactos y a la vista de todos lo que es esencial en ti
como ser humano. Pero necesitas tiempo para que se produzca el cambio.
Adaptarse es traumático, tiene una parte de negación. Es el amortiguador, la
protección antes de ser desbordados por la ansiedad, la inseguridad, el pánico.
Es el estómago que nos ayuda a procesar y digerir el miedo que provoca la
pérdida. Es la máquina que nos permite comprar tiempo, el tiempo que
necesitamos para hacer la digestión sin que se convierta en un camino paralelo
al de una enfermedad incurable. Soltamos la cuerda que nos unió a alguien
querido solo cuando nos damos cuenta e interiorizamos que ya no está. Eso es
aprender a vivir con tu propia compañía, perdonarte y encontrar un estado de paz
y tranquilidad necesarios después de un proceso largo, penoso, doloroso,
tortuoso y solitario. Si el campo está lleno de flores frescas, coloridas y
luminosas ¿por qué aferrarse a una flor muerta?. Si después de cada tormenta
sale el arco iris y luce el sol, ¿por qué no querer abrir las ventanas del corazón?
Escrito autorizado por Pilar Jimenez ( http://peritosarte.blogspot.com.es/ ) 9 de marzo de 2013. Espero que el escrito sea tan solo una fabulación; de no serlo, que tu reflexión final se haga realidad. Un fuerte abrazo amiga Pilar.
Lo creerás o no,pero a mí estas letras me han emocionado hasta la médula.
ResponderEliminarEl duelo por un ser amado,es como encontrarse de repente en un desierto a solas, sin espejismos u oasis...
Dejarse abatir bajo el sol del sufrimiento o seguir buscando ese átomo que nos haga vivir en medio de esa marea inhumana y terrible, es una decisión que cuesta que llegue, que aparece lejana por un tiempo definido que ignoramos y que siempre llega,siempre, por mucho que en un principio se nos haga imposible.
La vida en sí misma, es un duelo al que hay que sobreponerse y cuesta un mundo hacerlo. Sin duda hay que poner mucho empeño en dar la vuelta a las cosas, pero, también sin duda, es hacerlo o perderse entre las dunas...
Un abrazo.
Espero que cuando desee, me pueda contar que le motivó está entrada.
EliminarUn saludo
Interesante reflexión. ¿Y la cantidad de esculturas para tumbas? Reyes durmientes, donceles de Sigüenza, gálatas moribundos, ángeles plañideros....Expresión del dolor y la muerte de serres queridos.
ResponderEliminarEfectivamente es lo que se desprende de esa entrada.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado este artículo con el que estoy plenamente de acuerdo. Queremos eliminar el dolor y despreciamos la sociedad más propensa a producirlo: aborto, para controlar la calidad de vida de aquellos a quienes se les ha permitido vivir; eutanasia, para quitar de en medio a los más molestos y costosos. Ahora han descubierto los alemanes que les cuesta menos ingresar a sus mayores en residencias del extremo oriente que en las del país bávaro, con lo cual ahorran dinero y hasta las visitas. ¡Qué mundo!
ResponderEliminarUn abrazo
Es tu punto de vista, pero esta entrada va de otras cosas ¿no crees?.
EliminarSaludos
Cierto, va de otras cosas y también de estas. Las otras ya las has expuesto, no es cosa de andar repidiéndose sino complementando.
EliminarUn abrazo.
Este preparado a base de separación, dolor , sufrimiento, muerte, duelo etc. no es precisamente un buen desayuno para los tiempos que corren, mejor no llamar al mal tiempo
ResponderEliminarCanta a la vida
Vive el momento
corre de prisa
que pasa el tiempo
Alegría!!!!
La verdad es que no está el mundo para alegrías, yo diría que está para soleares.
EliminarUn abrazo
Emilo un placer volver a pasar x aqui y leerte. Como dice el comentario anterior : Canta a la vida , vive el momento.
ResponderEliminarEsperemos todo mejore , aunque sea poco a poco.
cuidat mucho.
Hola Manu, bien recibido seas, al igual que tu también espero.
EliminarUn abrazo.
No le deseo ese dolor de duelo ni a mi peor enemigo. Solo espero que cada ser humano tenga un espíritu de supervivencia tan fuerte que le ayude a salir adelante en tales momentos ya que es imposible librarse de ellos.
ResponderEliminarUn saludo.
El ser humano es superviviente por naturaleza, siempre encuentra el camino de salir adelante incluso en los peores momentos, así llevamos centenares de miles de años.
EliminarUn abrazo.
Un bello escrito, con mucha sustancia.
ResponderEliminarLas sociedades tradicionales sabían convivir mejor con la vejez, la enfermedad y la muerte. Me parece que también asumían mejor el duelo. Es cierto, por otro lado, que acaban enterrando en el luto a a las mujeres y controlando que no salieran de él.
No tengo duda de que si no se hace el duelo por un ser querido que ha muerto, resulta mucho más difícil asimilarlo y que nos sirva su recuerdo para seguir adelante. Ante la adversidad debemos saber caer por el dolor pero volver a enderezarnos como el junco (no recuerdo cómo se denomina a esa capacidad... ¿sabes lo que te digo?).
En fin, muy certera reflexión, felicidades a Pilar y a ti por traerlo a tu espacio.
Buena semana!!
Hola Laura, tu respuesta me ha traído a la memoria una entrada relativa a los muertos existentes en muchas cunetas con motivo de nuestra guerra incivil y como muchas familias no han podido hacer ese duelo tan necesario; la cuestión es que ni la administración les haya facilitado la posibilidad de hacerlo, de ahí que vivan en un duelo permanente.
EliminarNo se si es la palabra superar, pero que por ahí van los tiros.
Un abrazo.
Si, algo de lo que se habla naturalmente todos los dias, como un divorcio o un desamor, sin embargo muchas veces a mas de uno le producen un dolor insoportable y duante demasiado tiempo, y es que no me canso de decir que estamos mal hechos, deberia,os tener incorporado un botón que pulsándolo se acabara con el dolor... :))
ResponderEliminarSalud
Si al botón le llamamos medicamentos, haberlos haylos, la morfina es uno de los grandes mitigadores del dolor; está el otro dolor, ese que te duele hasta el alma y que no vale nada, solo tu fuerza de voluntad y las ganas de salir adelante.
EliminarUn abrazo.
Yo si sé lo que es pasar por ese trance. La soledad, el sufrimiento y el dolor no se va de mi imaginación, ni un solo momento. Un abrazo.
ResponderEliminarLa muerte de un ser muy querido es difícil de superar.
EliminarUn abrazo
El dolor y el sufrimiento están ahí. Nadie los quiere, pero están con nosotros. Tratar de ocultarlos es absurdo, pero nos movemos en un ambiente que trata de hacernos creer que todo puede ser placentero y oculta una parte de la vida.
ResponderEliminarMontaigne dijo que "Filosofar es aprender a morir". Pienso que la mejor forma de aceptar la muerte, el dolor o el sufrimiento es pensar en ello como parte de la vida.
Saludos!
No se puede negar lo que manifiestas, pero al igual que hay quien vive en una permanente felicidad hay otras en el sentido contrario, la vida no es ni una cosa ni la otra, hay subidas hay bajadas y hay que saber reponerse a cada una de ellas.
EliminarUn abrazo.
Igual que vamos aprendiendo a vivir deberíamos ir aprendiendo a sufrir lo menos posible, aunque no sé si eso, aparte de una reflexión que nos hacemos casi todos por nuestro propio bien, se puede llevar a cabo con tanta facilidad. Los duelos hay que pasarlos. Y como de todo, también de ellos aprenderemos a conocernos mejor y a saber hasta dónde somos capaces de asimilar el dolor psíquico. Prefiero no verme en esa tesitura; aún sigo llorando a mi padre y han pasado ya catorce años...
ResponderEliminarUn saludo
La alegría y la muerte están en nuestro alrededor, hay que saber relativizar todo ello.
EliminarSaludos