- Sin
capital no hay producción posible- decía un señor rico.
- Sin
ejércitos no hay orden ni respeto a nada- añadió un señor militar.
- Sin
religión no hay moral- concluía un sacerdote.
Y un
pasajero de tercera clase que los estaba oyendo, sonreía y lamentaba no poder
intervenir en la conversación.
* * *
Aquel
trasatlántico naufragó durante la noche. Y al amanecer encontráronse sobre una
isla desierta el rico, el militar, el sacerdote y el pasajero de tercera clase.
Cortaron
leña, encendieron lumbre, construyeron una cabaña, cogieron frutas y cazaron
animales.
Mientras
cenaban junto al fuego, cansados por el ejercicio del día y mirando con cariño
al montón de hierbas secas donde iban a acostarse, el pasajero de tercera clase
resumió en cinco palabras lo que hubiera querido decir a sus compañeros de
naufragio cuando charlaban a bordo:
-Sin
trabajo no hay nada.
Anónimo
Buena fábula. Desgraciadamente desde que el trabajo se especializó hay gente que vive de su esfuerzo y otra que vive del de los demás y para esa gente es muy difícil comprender lo duro que resulta salir a flote día a día.
ResponderEliminarPor ejemplo la familia Alba, que sin dar un palo al agua se dedica a descalificar a los trabajadores-parados del campo, menudos sinvergüenzas estos grandes de España.
ResponderEliminarUn abrazo Juli
Es muy cierto lo que por fin pudo pronunciar el pasajero de tercera, pero al parecer trabajaron todos en conseguir lo que para ese momento necesitaban. Cuando el trabajo se especializa, cuando vamos un poco más allá de la mera supervivencia, entonces es cuando cada quien hace algo específico y cuesta más ver y entender las especificidades de cada uno. Saludos, Emilio.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte aunque sea engañando al ordenador,no sabes las vueltas que tengo que dar para leer y comentar tus entradas. pero lo dicho: un placer.
ResponderEliminarHoy no quiero colocar,
ResponderEliminaren vuestro blog un comento,
solo os quiero desear,
felicidades sin cuento.
Y hay otros que no hacen nada como el hijo de la Duquesa de Alba, cuyas posesiones son, lo que son, no entro en historia porque se tendría que decir cosas muy feas de donde proceden sus bienes, aún así se permiten el lujo de denigrar a trabajadores andaluces, esta gentuza es lamentable.
ResponderEliminarUn saludo
Tracy gracias por tus palabras. Desconozco las dificultades y las causas de ellas, la tecnologías que utilizo es la misma que la de todo el mundo: Bloger, ya me gustaría dar con la tecla y que fuera más fácil acceder.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Olegario, te deseo igual felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
No nos damos cuenta que tenemos el poder en nuestras manos. Sin trabajadores no hay riqueza y no hay nada...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Veo que la gente ya no hace un culto al trabajo, todos quieren vivir sin trabajar, o trabajando lo menos posible.¿Hará falta "un naufragio" para que todo vuelva a ser como hace unas décadas atrás?¿O tal vez debemos empezar a educarnos para el ocio?
ResponderEliminarSaludos
Al final,el devenir puso el discurso en su sitio y en su esencia.
ResponderEliminar¡Muy bueno!
Un abrazo,Manuel
Todos debemos trabajar. Cada uno en su puesto debe cumplir con su función. Ya sabemos que la mayoría pensamos que nuestro trabajo es el más importante e imprescindible y tendemos a despreciar el ajeno, pero en realidad todos son necesarios, por muy humildes que algunos nos parezcan. Saludos
ResponderEliminarQuizás sea preciso que se nos hunda el trasatlántico ;)
ResponderEliminarPara escuchar las verdades del barquero.
ResponderEliminarUn saludo Pilar.
Pues algunos no se enteran, están tan metidos en generar esa riqueza sin trabajadores, que al final lo que saldrá será una mierda pinchá en un palo.
ResponderEliminarUn abrazo Rosa.
El problema Felipe es que unos se benefician del trabajo de otros sin aportar nada claro ejemplo las manifestaciones del hijo de la Duquesa de Alba; otros que aportan dinero no le dan importancia al valor del trabajo. En una sociedad perfecta todos aportarían lo que tienen y tendría el mismo valor, pero eso lo entienden muchos como un anatema.
ResponderEliminarUn abrazo Felipe.
El valor del trabajo es lo que mueve el mundo, luego vino lo demás.
ResponderEliminarUn saludo Felipe.
Norma, a me gustaría hacer como hacen muchos pueblos que llaman "salvajes", trabajar para vivir sin más y sin acaparar repartiendo para que no existan desigualdades. Al final nos vamos a morir igual. ¡¡Joder !! esto algunos lo han llamado comunismo bien entendido,no el otro.
ResponderEliminarSin dinero, sin religiones y sin ejércitos viviríamos en la gloria, sería un paraiso, pero aún no estamos preparados para ello. Evolucionaremos y algún día llegaremos a esa etapa, con los medios de comunicación hiperdesarrollados desapareceran las fronteras y ya no harán falta ejércitos para defenderlas; con la facilidad de acceso a la información disminuirá la ignorancia y por consiguiente las religiones carecerán de sentido; y con los recursos prácticamente agotados, el dinero dejará de tener importancia.
ResponderEliminarUn saludo.
Planteas algo idílico, creo Dean que sin ejercito y sin dinero se podría vivir, al menos con un concepto de dinero y de ejercito diferente al que existe hoy, ¿el trueque seria el mejor sistema de economía?, puede que sea a eso a lo que te refieras, el ejercito, puede que se entendiera de otra manera, pero el hombre desde que está sobre la tierra se ha tenido que defender de otros depredadores bien animales o personas de otras tribus, por lo tanto igualmente tendría que armarse aunque fuera con piedras. En cuanto a las religiones, bueno, esto también es peliagudo, manifestar que sin ella estaríamos mejor, lo dudo, olvidémonos de las tres grandes, esas miles de pequeñas religiones surgen como consecuencia de los miedos del hombre, un modo de dar respuesta, la religión nace con el hombre, dudo que pueda erradicarse algo que el mismo hombre crea por necesidad de darle soluciones a algo tan intangible como es el miedo.
ResponderEliminarUn saludo Dean
querido y admirado escritor y amigo, el trabajo es el corazón del mundo y sin el somos cual barco a la deriva amenazado a ser tragado por las embravecidas olas del mar.
ResponderEliminarBesinos miles con todo mi cariño y admiración
Cierto lo que dices amiga asturiana, pero aquí tenemos a personajes que no han dado un palo al agua y encima se definen como grandes trabajadores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y estoy de acuerdo. Desde que nacemos, para poder alimentarnos, tenemos que succionar y esto también representa un trabajo, menos mal que la naturaleza es sabia y ya nacemos con el instinto bien aprendido.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo en el corazón y aprovecho para desearte unas felices fiestas en compañia de la familia.
kasioles
Gracias Kasioles, te deseo igualmente felices fiestas en compañía de aquellos que quieres.
ResponderEliminarUn abrazo.
claro....
ResponderEliminarComo el agua ¿verdad?.
ResponderEliminarUn saludo