En un cementerio o camposanto ha de prevalecer el color verde, símbolo de la esperanza,la naturaleza, la tranquilidad, la regeneración y la inmortalidad. Así, en las necrópolis encontramos un predominio de las hojas sobre las flores, de los árboles de hoja perenne (siempre verde), longevos, robustos y, salvo excepciones, sin fruto. Además, hay predilección por los árboles rectilíneos y altos.
El ciprés, el tejo, el sauce llorón, la palmera... Estamos acostumbrados a verlos en los cementerios, pero... ¿por qué?
El Ciprés, por todas sus cualidades es el árbol más importante de la botánica funeraria y está presente en cualquier cementerio que se precie, pues simboliza la unión entre Cielo y Tierra. En ciertos jardines podemos encontrarlo acompañado por pinos y cedros, para lograr así un efecto de grandiosidad. La tradición en cuanto a su uso fúnebre señala el tiempo de duelo. Sus características, longevidad (puede vivir más de 1000 años), altura, robustez, la peculiar forma cónica o piramidal (que parece señalar al cielo) y las hojas negruzcas (pero a la vez siempre verdes) representan el triunfo de la vida sobre la muerte y la serenidad, la seriedad, la grandeza y el reposo. En la cultura mediterránea era considerado como un árbol capaz de repeler hechizos malignos, por ello se usaba para cercar villas y caseríos.
El Tejo, el tejo es una excepción en la botánica funeraria, ya que es un árbol venenoso. A pesar de esto, su presencia en los camposantos es frecuente, siendo uno de los árboles funerarios por excelencia. Su longevidad y aspecto lúgubre le han conferido ese título desde la Antigüedad. Símbolo de la vida eterna, para los celtas era la “puerta” al mundo de los muertos. Actualmente los tejos tienen una especial tradición en Asturias.
El Sauce llorón, la costumbre de plantarlo en los cementerios y camposantos procede de muchas culturas, como la celta o la china, donde está asociado a las ceremonias fúnebres por ser símbolo de resurrección. En la religión cristiana tiene este árbol un importante papel, ya que fue utilizado por Judas para suicidarse y sus ramas sirvieron para azotar a Jesucristo antes de la crucifixión (una leyenda atribuye el aspecto caído de las ramas del sauce a la pena que el árbol sintió por este maltrato).
En la botánica funeraria su apariencia, con las ramas cayendo sobre el suelo o el agua, representa la tristeza y la melancolía por la ausencia del ser querido.
La Palmera, simboliza la victoria del bien sobre el mal, el triunfo de la vida y la eternidad: puede durar de dos a tres siglos. Está catalogado como “árbol monumental” y es un símbolo propio de la religión cristiana.
El Roble como el Olmo y la Encina, son símbolo de eternidad pero también símbolo de fortaleza, fuerza y solvencia.
Al igual que la flores los árboles y las plantas deben recordarnos que estamos en un lugar donde moran nuestros antepasados, un lugar de respeto.
Emilio Manuel M.
Super interesante entrada, algunas cosas las sabía, pero las menos.
ResponderEliminarGracias por hacer de la próxima visita al cementerio un viaje a algo más que el pasado que nos dejó.
Un saludo
Gracias Pilar, una visita al cementerio, no es agradable en el sentido de que ahí tenemos familiares y amigos enterrados e incluso pensamos que será nuestra última vivienda, pero como zona de tranquilidad y de reflexión nadie podrá negarlo.
ResponderEliminarQue bien documentados nos tienes.
ResponderEliminarMe gusta mucho el sauce sobre todo cuando llueve, parece que de verdad es llorón
Un saludo
A mi también me sirve Yraya.
ResponderEliminarUn saludo
No me esperaba esta lección de botánica, Emilio, pero ciertamente me parece muy adecuada con el tema que desarrollas y la oportunidad de la fecha. ¡Muy interesante!
ResponderEliminarGracias Francisco, esta tarde incluiré otro tema relativo a otros modos de enterramiento.
ResponderEliminarSaludos
Ayer vi precisamente un reportaje sobre cementarios y...podias alucinar!!Toda clase de cementarios,desde paris,hasta londres y N.Y....impresionantes....el más grande el de madrid, la almudena, con 6.000.000 millones de personas.Genialllll emilio, millll besitossssssss
ResponderEliminarEl reportaje al que te refieres lo pude ver a trozos, un ojo en la tele otro en un libro.
ResponderEliminarHay un cementerio en un pueblo de Malaga que está considerado como uno de los más bonitos del mundo.
Que tengas un buen dia de muertos, de difuntos o mejor que sea de vivos.
Muy interesante la entrada. Gracias a los árboles hay vida en los cementerios.
ResponderEliminarUn abrazo.
http://adjuntofoto.blogspot.com/
A los cementerios hay que mirarlos de otra forma, aparte de los árboles y plantas están las flores y las obras de arte que hay en muchas de sus tumbas.
ResponderEliminarUn abrazo Gloria
Que bonito articulo me ha encantado, relacionar los arboles con el cementerio, me gusta y me quedo con mis encinas..
ResponderEliminargeniales..
Un besazo
Gracias Estrella, que pases un buen día de vivos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTengo un vago recuerdo de no sé dónde lo he oído o leído (es posible que tu lo sepas) que en los tiempos de cervantes se utilizaban los cipreses como clasificación de calidad en las ventas o ventorros, tantos cipreses tantas estrellas. El ciprés es un árbol muy asociado a los cementerios y tiene mala leyenda, pero a mí es un árbol que me gusta.
ResponderEliminarDocumentadas entradas, de las que siempre se aprende algo.
Un abrazo.
Hola José, lo de la mala fama del ciprés no tenia esa referencia, es cierto que es muy habitual en los cementerios, pero al igual que tu pienso que es un árbol hermoso y estilizado, es un árbol con bastante historia fue cultivado por la cultura greco romana y muy utilizado en sus terrazas y jardines de la zona mediterránea, en la actualidad se utiliza su madera para múltiples usos, incluso dentro de la farmacopea naturista es muy apreciado.
ResponderEliminarUn saludo, investigaré lo que me dices de los tiempos del siglo de oro.
Me interesan mucho los árboles, más desde mi manera de sentirlos que lo relacionado con el conocimiento. La inspiración que me transmiten toma forma en muchas cosas que he escrito. En mis acostumbrados paseos, encontrarmos con ellos es una de las más cálidas experiencias que me pueden suceder.
ResponderEliminarComparto contigo estos pequeños versos, inspirado en el sufrimiento que algunos de ellos tienen que sufrir.
Alcanzo a distinguir el grito de los árboles :
desde su acortada libertad se extienden las sombras
en el recuerdo del solidario espacio de mi infancia.
¡Cómo sufren sus ramas grávidas
el límite impuesto por el hombre!
Un abrazo.
Gracias Pilar por estos versos que me dejas, es cierto que tanto plantas como flores provocan en el ser humano y a lo largo de la historia sentimientos que cada uno ha resuelto de forma diferente, para unos son dioses, para otros elementos efímeros y para mi son bellezas de la naturaleza que debemos dejar y mejorar a nuestros hijos y nietos así como a futuras generaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.