sábado, 17 de enero de 2015

EN ZONA DE CONFLICTOS CON YASMINA KADRA

Mientras escucho los acontecimientos que manchan el mundo, he estado viviendo otros hechos que me mostraban otras caras del ser humano en varios lugares del mundo, el conflicto palestino-israelí y los problemas que se viven en el Cuerno de África, todo ello gracias a dos libros del escritor argelino Yasmina Khadra cuyo nombre real es Mohammed Moulessehoul, estos libros son: “El atentado” y “La ecuación de la vida”, ambas novelas, de fácil lectura aunque de gran profundidad de análisis, tienen muchos puntos en común, empezando por sus protagonistas ambos son médicos y sus esposas se han suicidado, comenzando a causa de ello un viaje catártico, en “El atentado”, para mi el mejor de los dos, tiene como protagonista a Amín Jaafari médico Israelí de origen Palestino; como argumento, el terrorismo y las diferentes posturas que se tienen ante el mismo, igualmente es una reflexión sobre la convivencia entre culturas y de como el integrismo trata de que salten por los aires, pero no solo esto cuenta la novela también habla de incomunicación, de soledad y de muerte, en su lectura hay que estar atento, hay cosas que no son lo que parecen, se pueden escapar en un abrir y cerrar de ojos.

         El segundo libro leído de Khadra “La ecuación de la vida” me ha llevado a África Oriental, Somalia, Sudan, Yibuti, su lectura me ha recordado mi trabajo antropológico de la zona realizado a lo largo de seis meses hace ya unos cuanto años, aquel trabajo me resultó muy duro por introducirme en un mundo nada confortable; su lectura no es para divertirse, pero si para emocionarse, a través de esta novela uno se asoma a otra realidad, a una región  que es más de cinco veces España y que está abandonada por todos, carece de gobierno y la vida no vale nada, allí se da la mano lo mejor y lo peor del ser humano, eso es lo que refleja “la ecuación de la vida”. Su autor nos lleva a distintas reflexiones sobre el amor, la amistad, la crueldad de la raza humana, las injusticias, los prejuicios contra lo africano y el racismo. Si quiero decir que la novela tiene “alguna pega”, su desenlace para mi un tanto forzado así como la definición y credibilidad de alguno de sus personajes, por lo demás, una novela que merece un puesto importante en cualquier biblioteca.  

jueves, 15 de enero de 2015

ME DUELE HEBDO Y TAMBIÉN LA HIPOCRESÍA.

No pensaba escribir sobre el tema, pero después de leer y escuchar tantas cosas he decido plasmar mi posición que a pesar de estar clara en el título deseo ampliar un poquito más, solo un poquito, la cosa daría para mucho.

El informe Oxfam (1) dice que los 85 personas más ricas del mundo tienen el mismo dinero que la mitad más pobre del planeta (3.000 millones de seres humanos). La mitad de la riqueza del mundo está en manos del uno por ciento de la población.

         Los atentados de Francia han provocado un enorme revuelo y apoyo solidario, es entendible, pero no olvidemos que en otras partes del mundo se producen esos mismos atentados, incluso con más muertes, es el caso de Pakistán, Irak, Afganistán, Palestina, Somalia, Nigeria, Argelia,…(2) ¿Qué ocurre en estos casos?, ¿Dónde están los movimientos de apoyo a la ciudadanía?.

         Cuando veo a los grupos terroristas que atacan sin distinguir quien es quien y están armados hasta los dientes, hay que preguntarse varias cosas, la primera ¿Quién les da las armas que llevan?, estirando del hilo no es difícil llegar a la punta, son los mismos que tienen fábrica de armas y un buen comercio de ellas, seis son los grandes países exportadores de armas (Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia), suministran en torno a tres cuartas partes del valor de las armas que hay en el mundo,son los mismos países que se sientan en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho de veto,  bueno ya sabemos quién las venden, los que más golpes de pecho se dan; la segunda pregunta ¿Cómo se compran esas armas? Aquí nadie da nada regalado salvo a cambio de algo, y aquí está el tema fundamental, la venta a esos países del petróleo sacado bajo cuerda de países árabes, de diamantes de sangre, oro, del Coltan Congoleño, de la venta de grandes pozos de agua a China o de productos agrícolas y pesqueros vendidos a Occidente a precio ridículo. Es una casualidad que estos países con grandes riquezas pero con extremada pobreza viven en una guerra constante o con gobiernos dictatoriales o sin gobierno, esto interesa a  Occidente o a las grandes multinacionales que solo tienen que negociar con el tirano de turno.

         Si en lugar de este tipo de transacciones que solo pretende el beneficio de Occidente y el enriquecimiento de unos pocos tiranos, se dedicara a educación, salud y a elevar el nivel de vida de esas poblaciones sometidas, seguramente habría menos terroristas, menos miedo y más libertad de todo tipo, incluida la de expresión. La desigualdad extrema no es inevitable, hay que revertirla lo antes posible si no deseamos seguir lamentándonos los ciudadanos en tanto que los políticos y multinacionales juegan a la hipocresía.


  ·     (1)   Amnistía Internacional.
·       (2)  Real Instituto El Cano

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