jueves, 31 de marzo de 2011

EDUCACION, IGLESIA Y MACHADO

            Como decía Machado “mi infancia son recuerdos de un patio…..” del Colegio de los Escolapios de Granada allá por toda la década de los 60.

            Hace unos días, mirando algunos blog, leí uno que contenía el disco de Serrat “Cantares”, es un disco que siempre que lo escucho me retrotrae a esa época comprendida entre los años 1960 y 1970 época que pasé estudiando como alumno “gratuito” en el Colegio de los Padres Escolapios de Granada.

            De ese periodo tengo recuerdos encontrados, aunque visto globalmente, fue una etapa magnifica que, como en casi todos los niños, marca lo que después vas a ser.

            Era un colegio de curas, en la actualidad es un centro concertado, aunque la mitad lo han convertido en un hotel de 3 estrellas. El colegio de aquella época era un colegio elitista junto con los Maristas, sus plazas eran ocupadas, en su mayor parte, por la élite granadina.

            Mis recuerdos educativos pasan por situaciones que en su momento no entendía , hoy si lo son, es curioso como están presentes, como si hubieran ocurrido ayer, signo de la edad, la memoria próxima se va olvidando y queda la más lejana; entre esos recuerdos está como un hermano (aun no era cura) repartía “galletas”, “hostias” o para que nos entendamos, nos pegaba en la cara con toda la malaleche del mundo, era curioso que ninguna de ellas era dirigida a esa élite granadina a la que me refería antes, los baberos nos diferenciaban. Aunque todos compartíamos las misma clases en el bachillerato, en eso no había diferenciación, si que es verdad que la mayor atención y las mejores notas eran para esos otros chicos, el resto estaba bien, pero menos.

miércoles, 30 de marzo de 2011

LA COMEDIA DE LAS NECESIDADES

Me he referido en varias ocasiones en mis escritos al concepto de necesidad social, creo que ha llegado el momento de referirme a el. En otros momentos lo ampliaré ya que nos encontramos con un concepto  muy amplio y con muchas aristas.


             La necesidad es una “construcción social” que varia en función del contexto donde surge y el momento histórico en el que vivamos o estudiemos, ante esto, aparecen  una serie de interrogantes pero vamos a quedarnos con uno: ¿existen necesidades objetivas que se puedan considerar generales o básicas para los seres humanos?. Definamos, si es posible, lo que es “necesidad” ya que son muchos autores, entre los sociólogos, antropólogos, y diversidad de científicos sociales los que han puesto su granito de arena, fijémonos en dos definiciones la que define Ander-Egg  que alude a “necesidades sentidas de las que tiene una sociedad dada”; o bien la de Carmen Rubí i Martínez que define las necesidades humanas como “necesidad social compartida por un número considerable de personas”, ante estas definiciones y otras similares, es difícil objetivar que necesidades son generales o básicas, ya decíamos que pueden variar en función de muchos parámetros.

            De lo anterior surge una nueva pregunta ¿Cuándo esta necesidad , bien sentida o compartida, se convierte en exigencia?, uno de los sinónimos de exigir es demandar y aquí aparece un nuevo concepto que igualmente es muy amplio  y lo han llamado demanda social, un concepto que por si mismo no refleja las necesidades, bien porque no sean percibidas por la sociedad, bien porque las necesidades se magnifiquen como puede ser el ejemplo de el caso de una persona mayor que amplifica sus dolencias para entrar en una residencia cuando en realidad lo que necesita es compañía e incluso porque exista una visión alterada de esas necesidades, a modo de ejemplo de esto último, es el hecho de comprar determinadas marcas de ropa puede responder al hecho de querer integrarse en determinado grupo social más que a la necesidad de vestirse.

            Podemos decir que objetivar la demanda por parte de la sociedad es prácticamente imposible ya que nuestras respuestas vienen condicionadas y se encuentran en constante evolución.

            ¿Quiénes influyen en la generación de necesidades?, hay un factor muy importantes para influir en ellas es que existan recursos y medios disponibles, un ejemplo, es que haya dinero y gente dispuesta a satisfacerse; a partir de aquí comienzan a actuar los llamados agentes sociales que son múltiples, comencemos por los grupos de iguales: amigos, familiares, vecinos, etc.; los medios de comunicación: escritos, radios, televisiones que con su voraz publicidad cada más subliminal están presentes en cada minuto del día; los grupos políticos generando expectativas en unos temas y obviando otros no necesarios desde su óptica ideológica pero que si son necesarios; las grandes corporaciones bancarias o multinacionales de la ropa o del ocio.

            Pero ¿Qué ocurre si no se pueden satisfacer estas necesidades?, no es difícil comprobar y dar respuesta a esta pregunta, nos encontraremos con los llamados, de forma eufemística, personas sin techo o sin hogar, son personas mayores y jóvenes que son considerados excluidos sociales, son grupos sociales que viven aislados y que algunos sociólogos lo han considerado “como un proceso social de separación de un individuo o grupo respecto a las posibilidades laborales, económicas, políticas y culturales a los que otros si tienen derecho y disfrutan” (Giner; Lamo de Espinosa).

            Ayer escribía sobre  penes, pechos y economía, un claro ejemplo de cómo se puede generar una demanda,  el  ejemplo son la amplia publicidad de clínicas de belleza con la colaboración de los medios de comunicación, en ellas se aumentan o disminuyen el volumen o la largura de determinadas zonas de la anatomía humana previo pago de una importante cantidad económica; la administración igualmente es culpable con su silencio al permitir que determinados tipos de mujer y de hombre queden fijados como prototipos, permitiendo, entre otras cosas, que te acepten o no en determinados puestos de trabajo en función de tu figura, que encuentres o no tallas de vestir adecuadas, que puedas entrar o no en determinados locales, etc.… situaciones que para aquellos que no consiguen alcanzar esa necesidad creada, puedan comenzar debido a esta frustración con una primera fase de estrés, que en su situación más extrema puede ser una exclusión del sistema.

Ander-Egg. "Diccionario Trabajo Social". Barcelona. Ateneo.
Giner. Lamo de Espinosa. Diccionario de Sociología. Madrid. Alianza Editorial. 

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