El Duomo de Milan.
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En esta semana que ha pasado
deberíamos haber estado en Austria haciendo
una parada turística en Milán, el
bichito que empezó atacando el norte de Italia allá por febrero/marzo ya nos
hizo augurar que este viaje se iba a suspender, como así ha sido. A la fecha
que estamos, nos vemos peleando por la devolución del dinero ya abonado, las
asociaciones de consumidores dicen una cosas pero las empresas y compañías aéreas
dicen otra, posiblemente porque conocen los quebraderos de cabeza que trae
meterse con abogados y sus correspondientes denuncias, veremos si el año que
viene podemos realizarlo, hoy por hoy, hacer previsiones a largo plazo se hace
imposible.
Hotel en el que nos debíamos alojar en Austria |
No
hicimos el viaje, pero hemos querido compensarlo de alguna manera con una buena
comida en un gran, aunque pequeño en capacidad, restaurant, solo tres mesas en
la terraza, su nombre “atelier casa de
comidas” en la última edición de la guía Michelin fue nombrado como un
lugar meritorio para poder comer, seguramente no tiene estrella dada su pequeñas
dimensiones, en invierno no tiene más capacidad que para unos 10 o 12
comensales, tenemos entendido que cambiará de local próximamente, seguro que
ahí se la gana con creces. Este fue el menú que nos sirvieron durante algo más de dos horas.
Tapita de patatas bravas con espuma al pimentón. |
Todo ello regado con cerveza Alhambra roja y vino tinto de Granada. Precio muy ajustado a la calidad y sabor de los alimentos, salimos muy contentos, es lo que buscábamos.
Como digo en el título de esta entrada, no pudimos viajar pero comimos como dios.