Le doy las gracias al Sr. Trapiello por hacer más digerible nuestro libro
de libros, “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes. Aprendí a leer y a escribir "desgraciadamente" con el, eran
los años 50-60, se cumplía la máxima de “la letra con sangre entra”, una
manera nada pedagógica de enseñar, de hecho una falta de ortografía y un manotazo
mal dado por parte de un maestro hizo que me sacaran de un colegio en el que se
cantaba una cosa que se llamaba "Cara al Sol" y “montañas nevadas” y nos ponían firmes delante
de la bandera, tenía la edad de 7 u 8 años, no sé si ha sido eso lo que ha
provocado repudiar, entre otras cosas (bandera, himno, ...), cualquier intento de releer el libro y todo ello a pesar de tener, como en muchas casas, una versión escolar reducida con magníficas reproducciones que coloreé como niño que era, otro en versión íntegra en la Colección Austral
y, el último, el “traducido” por Trapiello que, según pone en la portada, ha
sido “puesto en castellano actual integra y fielmente…”, con esta puesta al día, ahora sí, ahora me he dado
un tiempo para leer de "pe a pa" esta versión y empezar desde, “En un lugar de la Mancha….” y
terminar con la contraportada; en el momento de escribir esta entrada ya voy por la segunda parte.
Será casualidad o marketing pero hace
unos días salió una encuesta del Centros
de Investigaciones Sociológicas (SIC) en el que se dice que tan solo el 21’6%
asegura haberlo leído entero, se manifiesta en la encuesta que es un libro “difícil”
con un lenguaje y un periodo antiguo. Resumiendo, nuestro gran
libro lo han leído cuatro gatos, quiero ser el quinto.
Sobre su “traducción”, el autor ha
recibido alguna que otra crítica furibunda en la que se dice que había que
dejar el libro en la forma en la que está escrito, que es la vagancia de los
lectores lo que les echa para atrás su lectura, puede que así sea o puede que
no, pero leer un texto lleno de anotaciones, de citas al pié de página y demás
explicaciones no es para disfrutarlo, recuerda más un libro universitario que
un libro de lectura para divertirse y “jartarse” de reír, algo que me está
ocurriendo con muchos de sus pasajes.
Mentiría si digo que lo estoy leyendo
de un tirón, lo estoy haciendo en pequeñas dosis, varios capítulos
diarios, compaginando con otras lecturas: “Paraiso
inhabitado” de Ana María Matute. “El poder cambia de manos” Czeslaw
Milosz recomendado por Utopia o lo último, de Markaris “Hasta aquí hemos llegado”, como de Camilla Lackber "Domador de leones" . Buena lectura para lo que queda de
verano.