Estos consejos
proceden de un pueblo aborigen, los Inuit, extienden su territorio
natural entre Canadá, Alaska, Siberia y Groenlandia, dicen:
“No merece la
pena preocuparse por las cosas que no podemos cambiar”.
“No hagas en tu hogar ventanas tan pequeñas que impidan que
la claridad entre en las habitaciones”. O lo que es lo mismo: Si tu mirada sobre la realidad es estrecha, siempre lo verás
todo oscuro o directamente negro, ya que tu visión está teñida por tu mirada.
“Nunca sabrás de verdad quiénes son tus amigos hasta que el
hielo se rompa bajo tus pies”. Lo que viene a decirnos que los únicos amigos que cuentan
son los que puedes llamar a las cuatro de la madrugada.
“Los regalos hacen esclavos, así como el látigo hace al
perro”. Su equivalente es: aceptar un obsequio
demasiado costoso nos coloca en una posición de debilidad hacia el otro, ya que
inconscientemente nos sentiremos obligados a devolver el favor.
“Si tienes miedo, cambia de camino". O lo que es lo mismo, para hacer algo desde la duda y la desconfianza, mejor no hacerlo.
“El ayer son cenizas y el mañana es madera. Solo hoy arde el
fuego con todo su esplendor”. La existencia se compone de momentos, y quien no sabe
disfrutarlos se condena a vivir siempre en la melancolía del pasado o en el
anhelo del futuro.
Los inuit es aquel pueblo que antes eran llamados esquimales, se ha entendido que esa denominación es despectiva y racista, hoy son llamados inuit un pueblo que no tiene más allá de los 150.000 habitantes, pese a su pequeñez su sabiduría es grande.