Pues
sí, yo también me he quedado en casa sin poder salir, aunque todas las mañanas
estoy sacando al perrito para que haga
sus necesidades al tiempo que le doy varias vueltas al bloque, el pobre está estresado, no hay quien lo aguante, esto mismo hay que hacerlo antes de echar la basura por la tarde, después salgo
al mercado con mi mascarilla puesta, el súper que me gusta esta algo retirado,
así que tengo que llevar el carrito, es un buen paseo, tras la compra, se hace
ejercicio de pesas arrastrándolo, realizadas las compras, voy a por la prensa
diaria, “El País”, “El Ideal de Granada”, el quiosco está retirado, los que por
aquí teníamos los han ido cerrando, la venta de prensa en papel está perdiendo
adeptos, no me preocupo, me sirve para darme otro paseo, una vez leída e
informado de la actualidad salgo de nuevo a comprar el pan, la panadería de
abajo venden un pan chicloso que no se puede comer, así que me traslado a una
panadería en la que se vende un vino del terreno que tira de espaldas; llegado
a casa, antes de comer, me tomo dos vasitos que me ayudan a dormir una siesta
de pijama y gorro, cuando despierto, ya son las seis de la tarde, tras un rato
de ordenador y televisión hay que, como he dicho antes, bajar de nuevo al
perro, tras esta segunda salida, bajo la basura, lo hago por tandas, primero la orgánica, la segunda salida es para el cristal, la tercera para el
papel y por último plásticos, latas y
varios.
En fin, como se puede ver cumplo a rajatabla
con la ley, solo salgo a comprar lo fundamental, a pasear a mi pobre perro y a
echar la basura, pero ¡¡dios!!, cuando me voy a la cama a dormir estoy más cansado que antes del
confinamiento, espero que termine pronto.
(relato de ficción, quien actúe de esta forma es bastante irresponsable y asume riesgos innecesarios)
(relato de ficción, quien actúe de esta forma es bastante irresponsable y asume riesgos innecesarios)