Paisaje de la ciudad de Flam. Foto propia. |
Desde mi jubilación me ha dado por salir al mundo exterior, dicen que es así como mejor se conocen a la personas y un modo de quitarse tonterías hacia “el otro”; durante unos cuantos días he estado ausente tanto en mi “diario de a bordo”, como en vuestros blog; me he dado una vuelta por el norte de Europa, más concretamente por Noruega, dicen que es el país más demócrata y de mayor nivel de vida, por lo que he podido apreciar, no lo pongo en duda, aunque tampoco “atan a los perros con longaniza”.
Muchas cosas me han sorprendido, la
primera, la cantidad de verde, mires donde mires hay verde en sus distintas
tonalidades, y agua, mucha agua, salada y dulce, también me ha sorprendido que
un simple café te cueste en torno a 5€ y no digo nada una cerveza sin tapa ni
nada de nada, allí pagan la friolera de 7€, eso sí, estaba rica pero rica, otra
sorpresa, la ausencia en las calles de mendigos, solo he visto a tres personas
que se le podían dar tal nombre, aquí los encontramos en tan solo unos metros, que esperar de un país que dice tener el 5% de
paro, otra de mis grandes sorpresas, pese a saberlo no es menos sorpresa, ha sido
que nos amanecía a las 3 ½ y nos atardecía
en torno a las 23 ½ horas, esto no lo he llevado bien, me imagino lo contrario, la falta de luz, debe de ser horroroso; si no hubiera sido por
lo anterior, había veces que podía dudar si estaba en España o no, a mi alrededor
se hablaba mucho castellano en las calles, la cantidad de emigrantes latinos es
impresionante, mexicanos, ecuatorianos, bolivianos, etc… en cuanto intuían que
uno era de “la madre patria”, se dirigían con gran amabilidad preguntando de
donde éramos.
Antes decía que en Noruega no atan los
perros con longaniza, todo no es tan bonito como lo pintan, apenas se dice que
tienen la tasa de suicidios de las más altas de mundo e incluso los niveles de
alcoholismo y drogas sobrepasan lo tolerable, está claro, no se puede tener todo, no es el edén aunque esté cerca.