No sabia, mi incultura es
grande, que una concertina era un
acordeón de cuchillas que se ponen a modo de “puerta en el campo” así se evita
que entren los inmigrantes pobres del sur; aquellos que la ponen no saben que,
a estos hombres, la valla que les hiere gravemente les trae sin cuidado, es
un obstáculo más de los muchos que tienen que salvar, cuando han llegado a
ella, ya han superado algunos más graves, el hambre, la sed, la desesperación,
la guerra en algunos casos, las mafias, el terrible desierto – en él caen mucho de ellos –; los que han llegado a
superar esos obstáculos y aún están vivos, saben que aún no han
terminado que, una vez superada la valla asesina, les queda atravesar un mar aún
más asesino que esa puerta de espinos; por todo lo anterior, ellos se seguirán
lanzando contra ella, unos quedarán heridos graves, otros pasarán con heridas más
leves, saben que no pierden nada, es un obstáculo más, cuando lleguen a la “tierra
salvadora” aún no habrá terminado su huida, se encontrarán con una policía y
unas leyes injustas que los expulsará o les pedirá papeles en función de su
color; las gentes del país los mirarán mal, ya no hay trabajos denigrantes
para ellos, los hacen los del lugar, encontrarán ¿asociaciones? que solo
ayudarán a los españoles, a los demás que os den; nos encontramos con los primeros síntomas del
fascismo y lo peor, hay quien lo justifica.
Deseo que esa concertina se elimine, que no se pongan más
puertas al campo, que esa acordeón de muerte, se transforme en lo que es, y así
dice la RAE: “Acordeón de forma hexagonal u octogonal, de fuelle muy
largo y teclados cantantes en ambas caras o cubiertas”, hay que exigir que aquella concertina que ataca los derechos humanos, sea sustituida por la que emite bellos sonidos y no sonidos de dolor.