Según el diccionario de la
RAE, la palabra escrachar,
coloquialmente en Argentina y Uruguay, significa: romper,
destruir, aplastar. En
Chile estas acciones son conocidas como funa,
en tanto que la versión peruana, tiene una connotación más simbólica, se llama roche, en España no era una palabra de uso
común, hasta ahora.
La acción de escracha, funa o
roche está siendo utilizada últimamente por los medios de comunicación para
manifestar que las concentraciones de ciudadanos que la ejecutan “tienen
como objetivo que sus reclamaciones sean conocidas por la opinión pública, pero
en ocasiones también se utiliza como una forma de intimidación o acoso público,
para lo cual se realizan diversas actividades muchas de ellas violentas”,
esta nueva lectura, es la que están
dando algunos medios de comunicación y Delegaciones de Gobierno a las concentraciones que se están realizando en las proximidades a las viviendas de aquellos políticos que se pronuncian en
contra de la “propuesta legislativa
popular sobre la dación en pago”, lo
que hace elevar la presión policial contra estos ciudadanos que se manifiestan;
de esto me sorprende varias cosas, primero, el nuevo nombre que se le da a lo
que siempre ha sido una manifestación o concentración; segundo, se incluye junto
a manifestación las palabras de acoso y actitud
violenta, a partir de este nuevo vocablo, se da un nuevo paso para reprimir y legislar contra el derecho de
manifestación, este derecho democrático directamente es calificado de violento y en
consecuencia digno de ser reprimido; un modo de eliminar el derecho de
concentración y manifestación, del que tantas ganas tiene la derecha y su prensa amiga.
Estamos viendo como la
policía está entrando al domicilio de muchos ciudadanos, como los sacan a empujones, cuando
no a patadas, en casos extremos entran a sacar un cadáver porque la persona que ahí tenia su hogar se
ha suicidado cuando iban a expropiar; ante esto, los políticos "acosados”, manifiestan que la expropiación se realiza con toda la legalidad, hay que
preguntarse ¿que tienen que hacer los ciudadanos, cuando se legisla en contra
de aquello que votaron, o cuando 1.500.000 firmas de una propuesta legislativa
se la pasan por el “arco del triunfo”, o bien no escuchan las miles de
manifestaciones o concentraciones que se realizan en los pueblos y ciudades de
España, escudándose en el partido, en la disciplina del voto o en el Parlamento?. Si no oyen, hay que hacer que escuchen en las proximidades de su
casa, que se enteren ellos y su familia si es necesario, si no tiene ningún
pudor de echar a la calle a familias completas, algunas de ellas en situación
de discapacidad e indigencia, que se entere su entorno de lo que hacen y de que tipo de vecino tienen.
Se ha preguntado a
distintos profesionales del derecho sobre la legalidad de esta nueva
consideración de concentración y la respuesta ha sido la siguiente: “Las
movilizaciones ciudadanas que echan el aliento en la nuca del político, pero
solo el aliento, están más que legitimadas”, como demócrata asumo esa respuesta, pero ahora me
hago otra. ¿Es suficiente solo eso cuando el político legisla para que los
bancos te roben más del 60% de tus ahorros de toda la vida, o lo hagan para que
los bancos se queden con tu vivienda y le tengas que seguir pagando la deuda
con intereses de usurero a lo largo del resto de tu vida?, existe una legalidad injusta, si quien te gobierna no
escucha para cambiarla, hay que hacer algo más y si hay que llegar a la
puerta de su casa, se va, puede que haya que seguir dando pasos para que los
ciudadanos tomemos el poder que nunca hemos tenido y que democráticamente nos pertenece.
La PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), es la que ha promovido este tipo de presión, es curioso como algunos partidos con representación parlamentaria (PP-PSOE-UPyD) han descalificado de forma contundente este tipo de concentraciones , llegando el PP a calificarlas de filoetarras, en tanto que muchos diputados de PSOE y UPyD se han manifestado en contra en artículos de prensa y en distintos blog, esta visto que les preocupa más el ruido que generan los afectados en sus entornos que lo que ellos pueden hacer para solucionar el problema de aquellos que se quedan en la calle o se suicidan antes de perder la vivienda y quedarse endeudados de por vida. Como manifiesta el dicho "ladran, luego cabalgan".