El
día 2 de enero es festivo en Granada-capital, desde que tengo uso de
razón, se celebra en la ciudad de la Alhambra su Conquista por los Reyes Católicos y la expulsión en el 1492 del rey Boabdil, dinastía Nazarí, al que en un principio se le
envió a las Alpujarras, para más tarde ser expulsado de la península y la
tolerancia que se había tenido hacia las
distintas religiones y culturas desapareció.
Durante
la dictadura franquista, esta fiesta se celebraba sin ruido, se “tremolaba” el
pendón desde el balcón del Ayuntamiento, y cada uno a su casa a disfrutar del día
de fiesta. Con la muerte del dictador, la cosa se ha complicado, unos a favor
de la fiesta, generalmente, nostálgicos, ciudadanos más o menos conservadores o
aquellos que sin tener ideología quieren mantener las tradiciones; otros están en
contra de una manera radical, son aquellos que manifiestan que no se puede celebrar un “genocidio”, habiendo un tercer grupo, entre los que me encuentro, que piensa, que
esta fiesta debe de tomar otros derroteros e ir más dirigida hacia el
reconocimiento de la diferencia, de unión de culturas y de difundir lo que nos
dejaron, no podemos olvidar a unos granadinos que aquí vivieron durante más de 500 años y que sus genes se encuentran., aunque no guste a algunos, presentes en nuestro ADN, la celebración tal y como
se ejecuta tiene mucho de confrontación.
El día 7 de enero, leo en el diario local de Granada una noticia en la que el
escritor y académico de la lengua ¿?, señor Perez Reverte, Don Arturo, hace unas manifestaciones del tipo “Yo
en realidad celebro que los cristiano tomaran Granada. Sí”. Hay que
reconocer que este hombre le gusta epatar, lo que me sorprende es que conociendo, al menos de eso presume en sus artículos, la historia de España
pueda decir tamaña "boutade", a no ser que, a pesar de esa independencia de la que siempre
presume, no sea tal y se deba a la misma causa de aquellos que tanto en el 1492
como después en el 1936 expulsaron y arrasaron con aquellos que vivían en paz y
defendían la legalidad; gracias a esas manifestaciones, los nostálgicos del régimen, están llenando de comentarios filofascistas la página de un diario Ideal de Granada que no precisamente se le puede tildar de progresista.