Cuando
abrí este blog, uno de los primeros artículos que escribí por el mes de
abril del pasado año, fueron estas dos entradas que de forma resumida reproduzco. En unos momentos que la crisis está haciendo mucho daño, se han dado cuenta que despilfarramos mucha comida y quieren regular la cuestión, lo que ya no
tengo muy claro en beneficio de quien la regularán, si será a favor de que se beneficien todos aquellos que no tienen nada y las ONGs que les apoya, o será a favor de los mercados, el tiempo lo dirá.
Las entradas decían los siguiente:
FREEGAN O BUSCADORES EN
LA BASURA (RESUMEN)
No
vamos a esconder la cabeza debajo del ala, la crisis ha llevado a mucha gente a
buscar en cubos de basura para poder alimentarse o bien poder llegar a
fin de mes, (…) entre ellos, nos encontramos a otro perfil de personas, son los que utilizan las estrategias freegan, movimiento que
nace a mediados de 1990 junto con los antiglobalización y ecologistas, consiste
en otra forma
alternativa de vivir basado
en una participación limitada en la economía convencional y un mínimo consumo
de recursos. Su estilo de vida es más por razones políticas que por
necesidad.
La filosofía de los Freegan está en oposición a una sociedad
basada en el materialismo, la apatía moral, la competencia, la conformidad y la
codicia (…).
Los Freegans abogan por una vida en comunidad;
(…) los freengans emplean una serie de estrategias para la vida práctica
basadas en los siguientes principios:
· Recuperación de materiales.
· Minimización de gasto.
· Transporte ecológico.
· Vivienda como derecho (…).
· Trabajar lo mínimo para cubrir las
necesidades básicas.
Un auténtico escándalo
si se tiene en cuenta que según la FAO hay 852 millones de personas mal
nutridas en el mundo.
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El otro artículo decía:
EL CUBO DE LA VERGÜENZA (RESUMEN)
Antes de la crisis financiera de 2008 había unos 900 millones de personas
hambrientas. La catástrofe alimentaria posterior añadió otros 80 millones, las
razones principales que se aducían eran las malas cosechas de pasados años, la
demanda de países emergentes y una tercera: LA ESPECULACIÓN con los llamados fondos de inversión libre en la que los especuladores “compran títulos
en los mercados de futuros de materias primas (cereales) para diversificar las
inversiones, sin tener la intención real de adquirir las mercancías”
consiguiendo la elevación del precio de estos productos de primera
necesidad.
Mientras tanto en España se
tiran cada año a los contenedores la nada despreciable cantidad de 6.860 millones
de euros en comida todavía en buen estado. Se estima que el 20% de los alimentos
frescos ofrecidos por restaurantes y grandes superficies acaban en los
contenedores en perfectas condiciones para ser consumidos.
En una sociedad opulenta hay que gastar, una décima parte de los 646,5 Kilos de
alimentos que cada español compra al año viaja en buen estado a la basura. Esto
sucede en el mismo país en el que más de 1,5 millones de personas pasan hambre,
según datos de la Federación
Española de Bancos de Alimentos.
Las cifras que ofrecemos de España son abrumadoras, pero son discretas si las
comparamos con Estados Unidos y Gran
Bretaña. En el primero, la comida desperdiciada aumenta hasta un 40% según
la Universidad de Arizona,
mientras que en Gran Bretaña se sitúa
entre el 20% y 30%, Un auténtico escándalo si se tiene en cuenta que según la
FAO hay 852 millones de personas mal nutridas en el mundo.
De los alimentos desechados por España (10%) que suponen unos 2’9 millones de
toneladas darían de comer a la mitad de la población de Somalia durante un año,
lo que Gran Bretaña desecha lo podría hacer con toda la población de Guinea
(8’6 millones de habitantes), Estados Unidos alimentaría a toda la
población Etiope (73 millones de habitantes).
Como decía, se está intentando regular este despilfarro, pero me temo que, como dicen los defensores de los usuarios, “Lo primero que debería hacerse es prohibir que se
tiren los excedentes de producción. La industria tira los alimentos que superan
el cupo determinado para evitar que bajen los precios. Les sale más barato
desecharlos” continúan diciendo, “Hay
que evitar el despilfarro, pero sospechamos que cualquier cambio regulatorio
irá orientado a que la industria pueda acabar comercializando esos productos
desechados a un precio menor y obtenga un beneficio”.
El mercado siempre gana