Recorrido por el Valle del Río Monachil y Los Cahorros |
Hemos comenzado la temporada de senderismo dándonos un buen paseo de 12 Km. con un
desnivel que va desde los 800 m. a los 1400 m. en la parte más alta, siendo el
lugar de nuestra caminata uno de los
ecosistemas más exclusivos de la Penibética.
Bordeamos el estrecho valle del río Monachil que nace en las altas cumbres a 3.000 m. de altura
donde forma borreguiles de alta montaña, baja formando barranqueras y, en
algunos puntos, enormes cortados, bajo los que discurre de forma rápida,
próximo al pueblo se encuentra un paraje denominado Los Cahorros, espacio convertido en una de las mejores escuelas de
escalada de España.
Vista desde el Castillejo ( 1236m) de Monachil y Granada |
Destaca este recorrido por la presencia de una
alta biodiversidad. La flora existente es amplia, los olores del
tomillo nos acompaña casi todo el camino, pero podemos ver Majuelos, Nogales, Almendros, Esparto, Granados, Membrillos…. En cuanto a la fauna pudimos intuir, por sus huellas y restos depositados en el suelo a, jabalíes o cabras monteses,
los disparos de cazadores nos hacían adivinar que es una zona de conejos y de
otras especies menores. Las vista como su impresión en nuestras cámaras fotográficas nos alegró la fuerte subida y
las abruptas bajadas, por unos senderos, donde en algún caso no era de más de 50 cm de ancho y unas barranqueras que te “los ponían de corbata”, no se podía dar ningún traspié y para mi desgracia lo dí, por suerte no pasó nada.
Una de las subidas por el llamado Camino de los lecheros, según los lugareños es una zona por la que transitaban los burros para recoger la leche de las cabras de los pequeños cortijos que existían por la zona, cortijos que hoy no existen o están abandonados.
Estrecho sendero a la izquierda; a la derecha un cortado utilizado por los montañeros como zona de escalada. |
Descendiendo por la solana dirección a Monachil |
Aquí nos tenéis
en el puente de las chorreras, casi final de recorrido, abriendo camino con mi esposa, creo que fue en
uno de los pocos lugares donde así
ocurrió,, lo normal es que estuviéramos en el furgón de cola, yo el último y
ella tirando de mi.
Esta pequeña crónica del recorrido la
escribo tres días después de este magnifico paseo, que duró como cinco horas, eso si, no voy a negar que
tengo unas “agujetas” en lugares insospechados de mi amplia anatomía.
Seguiremos contando otros recorridos,
la temporada acaba de empezar.