Gloria Anzaldúa |
“Si una mujer no renuncia a sí misma a favor del varón es egoísta. Si una mujer se mantiene virgen hasta el matrimonio es una buena mujer. Para una mujer de mi cultura únicamente había tres direcciones hacia las que volverse: Hacia la Iglesia como monja, hacia las calles como prostituta, o hacia el hogar como madre. Hoy en día algunas de nosotras, muy pocas, tenemos una cuarta opción: incorporarnos al mundo por medio de la educación y la carrera profesional y convertirnos en personas autónomas. Como pueblo de gente trabajadora nuestra actividad principal es poner comida en nuestras bocas, un techo sobre nuestras cabezas y ropa sobre nuestras espaldas. Dar una educación a nuestros hijos e hijas está fuera de las posibilidades de la mayoría de nosotros”.
“Hay una rebelde en mí –la Criatura de las Sombras.
Es una parte de mí que se niega a aceptar órdenes de
autoridades ajenas. Se niega a aceptar órdenes de mi
voluntad consciente, desafía la soberanía de mi propio
gobierno. Es la parte de mi que odia los
constreñimientos de cualquier clase, incluso los
autoimpuestos. Al mínimo amago de cualquier otro de
limitar mi tiempo o espacio, patalea con ambas
piernas, se desboca.”
“No me deis vuestros dogmas y vuestras leyes. No me
deis vuestros banales dioses. Lo que quiero es contar
con las tres culturas —la blanca, la mexicana, la india.
Quiero la libertad de poder tallar y cincelar mi propio
rostro, cortar la hemorragia con cenizas, modelar mis
propios dioses desde mis entrañas. Y si ir a casa me
es denegado entonces tendré que levantarme y
reclamar mi espacio, creando una nueva cultura —una
cultura mestiza— con mi propia madera, mis propios
ladrillos y argamasa y mi propia arquitectura feminista”
Gloria Anzaldúa (1942-2004) Nace en el área rural del sur de
Texas, en una familia chicana de trabajadores agrícolas que intentan sobrevivir,
llega a ser la primera persona de su comunidad en terminar el colegio e ir a la
universidad, trabaja como maestra de niños y niñas migrantes mientras continúa
especializándose en estudios feministas y chicanos. En 1981 publica el libro “This
Bridge Called My Back” (Esta puente, mi espalda) donde hace un profundo análisis de la
intolerancia y la negación de la diferencia dentro del predominante movimiento
feminista blanco inglés. Si toda su vida fue profundamente política, su trabajo
como activista y teórica lo realizó siempre dentro del feminismo ligándolo siempre a su identidad de mujer chicana.