Crudo |
El hombre a
diferencia de los animales es un ser gastrónomo. Es capaz de crear una “ciencia” de una necesidad vital que es
compartida por todos los seres vivientes.
Pero su necesidad de alimentos no es puramente instintiva. La gastronomía, es una típica conducta humana con una triple dimensión: biológica,
psicológica y cultural, que se halla en el acto de comer, en la conducta de
la mesa, los modos de cocina, el gusto, el apetito, el placer, la gula y la
estimación estética. Esta se rige por un criterio sensorial normalmente malo
dietéticamente por lo que es necesario completar este criterio psicológico con
el científico.
Cocido |
Gastronomía
es el perfeccionamiento de la cocina, que se encuentra entre la naturaleza y la cultura distribuyendo los
alimentos en esquemas que se constituyen en torno al triángulo culinario
(ideado por Levi-Strauss y compuesto por la triple vertiente de lo crudo-cocido-fermentado). La cocina
por su parte, sería el perfeccionamiento
del alimento y un fenómeno cultural (los animales indiscutiblemente no
poseen cocina).
La
conducta alimentaria, es una relación de intercambio con la que el sujeto consigue los
elementos que necesita para sostener la estructura biológica y mantener las
necesidades energéticas. De la continuidad o permanencia de una conducta cultural
surge el hábito
alimentario,
regido por normas alimentarias
conscientes e inconscientes. Los hábitos
alimentarios son las determinaciones que el hombre se da a sí para
alimentarse por no tener un instinto básico cerrado, adquirido con la vida comunitaria.
Esto es así porque el alimento además de ser un objeto nutritivo que causa
placer posee significación simbólica. No
sólo nos nutrimos por las propiedades organolépticas sino también por el valor
simbólico, que le da el tono emotivo. Mediante este poder de simbolización
el ser humano crea formas permanentes de relacionar una cultura con el
alimento, lo que denominamos hábitos alimentarios.
Fermentado |
Por
último hay que tener en cuenta el ámbito gastronómico, la globalización
que ha sido
definida como un sistema económico novedoso que se caracteriza en primera
instancia por la libre circulación de los capitales y donde los factores de
producción se vuelven móviles y transferibles. Las características principales
de la globalización de la alimentación pueden precisarse en la expansión de la inversión privada extranjera
en la agricultura; la elaboración y comercialización de alimentos, en gran
medida a través de empresas transnacionales, y un creciente intercambio
internacional de alimentos favorecido por la reducción de los obstáculos al
comercio. Esta globalización alimentaria, se especifica en una serie de
procesos vinculados que dan una dimensión global a la alimentación, lo que
incluye la producción y el consumo. Emilio Manuel M.
CRUZ, CRUZ. J. 1991. Alimentación
y cultura: antropología de la conducta alimentaria. Pamplona: Eunsa
CONTRERAS J. (comp) 1995. ALIMENTACIÓN
Y CULTURA.. Necesidades,
gustos y costumbres. Barcelona: Universitat de Barcelona
GRACIA ARNÁIZ, M., 2002. Somos
lo que comemos. Estudios de alimentación y cultura en España.
Barcelona: Ariel.