Para hacer aún más fácil el concepto distribuyó un hojita
con la siguiente leyenda anónima que decía:
Oscurecía en la pradera después del paseo. Habían regresado al poblado
y, junto al fuego, el viejo indio hablando con su
nieto, casi susurrando, le dice:
Uno de los dos es un lobo enojado,
violento y vengador.
El otro está lleno de amor y compasión.
El nieto sorprendido por las
palabras, le pregunta:
-Abuelo,
¿dime cual de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?.
El abuelo, contemplando las
brazas del fuego, contesta:
- Aquel que yo alimente.
Tras una pequeña reflexión y un posterior debate, llegamos a la siguiente conclusión, cada
vez que hablamos con pesimismo, que señalamos los errores sin
construir algo a cambio, que nos quejamos, estamos alimentando uno de
los dos lobos. Movilizamos
toda nuestra energía en ese sentido, cambiamos nuestra postura corporal,
segregamos otras hormonas..., están perfectamente estudiados los cambios que se
producen en nuestro cuerpo como efecto de la ansiedad, y todo eso deja huella
en nuestro cuerpo, en nuestra alma, y en todo aquello que nos rodea. Como dicen
los orientales "lo semejante atrae lo semejante", y si sólo emitimos pesimismo, falta de esperanza y críticas, eso
será lo que atraeremos a nuestras vidas
Siempre, absolutamente siempre, tenemos el poder de cambiar. A veces no podemos cambiar las cosas, pero sí nuestro punto de vista.
Siempre podemos elegir.
Emilio
Manuel M.