Leo el siguiente titular del Académico Javier Marías “la sociedad tolera más la impunidad”, ¿podemos decir que es cierto lo que dice el Sr. Marías?; no es fácil analizar esta pregunta, pero desde la inocencia de un ciudadano crítico voy a tratar de introducirme en ella y reflexionar sobre el particular.
Aún recuerdo nuestra transición y aquella canción que hablaba de “libertad, libertad, sin ira, libertad…”, trasladarla a la actualidad parece que es imposible, basta escuchar lo que unos y otros se dicen en los distintos medios de comunicación, las acusaciones que se lanzan son terribles, abuso de poder, robo del dinero público, cohecho, amiguismo, hace unos días oí llamarse nazis, etc.…; visto lo visto, la sociedad española está entrando en la existencia de una crisis de valores ¿Por qué cada vez más ciudadanos están abandonando las trincheras de la integridad, la dignidad, el respeto, la responsabilidad y la justicia?, con esta actitud dejamos que muchos transiten por el ancho camino de la deshonestidad, ¿por qué callamos ante estos actos deliberados de corrupción?, diría incluso, como lo confirman las encuestas en la Comunidad Valenciana, la corrupción da votos, ¿es miedo?, en la Comunidad Andaluza comienzan a salir trapos sucios, aunque al contrario de la Valenciana pierden votos y comienzan los miedos.
Puede que sea miedo a lo que pueda venir, ¿que puede venir?, solo puede ser un gobierno de otro signo político que cambiará algunas cosas, tampoco todas, romperá algunos vicios adquiridos, pero creará otros, como el anterior gobierno al que sustituya tiene la responsabilidad de contribuir al bienestar y al desarrollo de su comunidad en beneficio del país en su conjunto, “Mantenerla y no enmendarla” supone, como de hecho estamos viendo en otros países, caso de Italia, el incremento de la ultraderecha y a esa si que es verdad que hay que tenerle miedo.
Una de las cuestiones importantes de este desapego de la justicia, de la política y de la economía por parte de los ciudadanos y que nos está volviendo “pasotas”, lo decimos con la clásica frase “son todos iguales”, el hartazgo hacia esos colectivo son debidos a: unos por sus justicia injusta, otros porque piensan una cosa, dicen otra y hacen totalmente distinto a lo que piensan y dicen y que decir de la economía, son los culpables de que cuanto más pobres seamos ellos son más ricos, basta leer e interpretar los datos.
Los ciudadanos debemos de romper el recurso de la mentira y del miedo al “que vienen los otros” que se está introduciendo y apoderando en primer lugar de las cúpulas que gobiernan con el objetivo de alcanzar distintos propósitos y que luego lanzan al pueblo para que les dejemos en paz tras haber inoculado esa duda, debemos de retomar los valores iniciales de la ética y exigírsela a quienes nos representan. Debemos de seguir siendo los que digamos la última palabra.
Este escrito fue realizado días antes de la manifestación del 15 de Mayo, aún no se habían levantado nuestros jóvenes al grito de ¡Democracia real ya!, me alegra y me satisface este movimiento que he apoyado lo seguiré apoyando, va mucho más allá de lo aquí escrito, me quedo en la impunidad del político deshonesto, ellos van contra el sistema corrupto que lo posibilita. Les deseo todo el éxito, que no se queden en el día 22 de mayo. Son jóvenes, como nosotros en el en el famosos mayo francés, buscan el mar bajo los adoquines, que lo encuentren, los menos jóvenes igualmente saldremos beneficiados.