Dice Soraya Sáenz de Santamaría que “la
corrupción no es cosa de partidos, sino de personas”, decir esto es no
querer cambiar el sistema político español que hace que, los partidos políticos
PP y PSOE, hayan colonizado y dominado a todas las instituciones, causa por la que nadie tiene capacidad de control, un ejemplo, ¿para que sirve el Tribunal de
Cuentas, cuando entre sus trabajadores se encuentra representadas todas las familias
y amistades de ambos partidos?, ¿Qué va a controlar un hermano, tío, o primo
sobre el que lo puso ahí?, ¡¡vamos, anda ya!!, si no hay control es muy fácil
corromperse.
¿Quién no
ha visto en el Congreso a un Diputado levantando la mano para que la gente de
su partido vote lo que diga? vamos camino de ser una partitocracia, los líderes
del partido son los que toman las decisiones al margen de todos; el control férreo
de los partidos los aleja de la ciudadanía, al tiempo que se consideran estar
por encima del bien y del mal, es otra manera fácil de corromperse, el
administrado no existe y por tanto lo mío es mío y lo suyo también.
¿Dónde está
la división de poderes?, no voy a decir que la justicia es un cachondeo como
dijo aquel que hoy está entrando en la cárcel, pero a los jueces se les
cataloga como conservadores o progresistas en función del partido que los
promocionó; por ello podemos ver como los políticos ladrones hacen sus jugadas
para que les toque el juez que más les gusta o el juez que le puede poner la
sentencia mas liviana, si el juez se pone un poco duro se descalifica y lo expulsan
de la carrera judicial; gracias a esta justicia, el mangante en pocos años a disfrutar del
dinero; si no hay una justicia igual para todos o si esta es lenta, es muy fácil
corromperse.
¿Queremos que la política en este país se
regenere?, no es difícil hacer propuestas, pero hay que ser serio en las
que se hacen y no dar una pincelas que no cambian nada, ahí van algunas de mi
cosecha: con listas abiertas el
partido se abre a los ciudadanos y sus diputados tendrán que rendirles cuentas.
Primarias. Sobre financiación, clara como el agua, una
lista de los que aportan dinero y con control férreo por organismos
independientes. Mandato limitado. No a tantos asesores y sobre todo de que entren en las listas personas que están
en procesos judiciales. Reforzar todas
las instituciones que luchan contra el fraude y la corrupción,
interventores, policía, inspectores de hacienda, jueces, fiscales, etc.… Incluir en nuestro Código Penal toda aquella legislación
necesaria para que no sean los “robagallinas” los únicos que vayan a la cárcel.
Que sean los propios jueces los que
nombran a los representantes en las altas instituciones.
Esas
podrían ser algunas propuestas para evitar la corrupción aún a sabiendas de que
a algunos seres humanos les gusta coger lo que no deben se haga lo que se haga,
precisamente por ello hay que evitar poniendo todo tipo de filtros.
En
consecuencia Sra. Sáenz de Santamaría, la organización de nuestro sistema
político propicia la corrupción, no verlo es estar ciego, ser un inútil o
quererse beneficiar de ello.