“(….)
Queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos
odiarnos y despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena
tierra es rica y puede proveer a todos.
El camino de la vida puede ser libre y bello; pero
hemos perdido el camino. La avaricia ha envenenado las almas de los hombres, ha
levantado en el mundo barricadas de odio, nos ha llevado al paso de la oca a la
miseria y a la matanza. Hemos aumentado la velocidad. Pero nos hemos encerrado
nosotros mismos dentro de ella. La maquinaria, que proporciona abundancia, nos
ha dejado en la indigencia. Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra
inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos
demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que
inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida
será violenta y todo se perderá.
(...)
La
desgracia que nos ha caído encima no es más que el paso de la avaricia, la
amargura de los hombres, que temen el camino del progreso humano. El odio de
los hombres pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al
pueblo volverá al pueblo. Y mientras los hombres mueren, la libertad no
perecerá jamás.
(…). ¡ No os entreguéis a esos hombres
desnaturalizados, a esos hombres-máquina con inteligencia y corazones de
máquina ! ¡ Vosotros no sois máquinas ! ¡ Sois
hombres ! ¡ Con el amor de la humanidad en vuestros
corazones ! ¡ No odiéis ! ¡ Sólo aquellos que no son
amados odian, los que no son amados y los desnaturalizados !
(...) ¡ No luchéis por la esclavitud ! ¡ Luchad por la
libertad !
(...) ¡ En vosotros ! Vosotros, el pueblo tenéis
el poder, el poder de crear máquinas. ¡ El poder de crear felicidad !
Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella,
de hacer de esta vida una maravillosa aventura. Por tanto, en nombre de la
democracia, empleemos ese poder, unámonos todos. Lucharemos por un
mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres la posibilidad de
trabajar, que dará a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad.
Prometiéndoos
todo esto, las
bestias han subido al poder. ¡ Pero mienten ! No han cumplido esa
promesa. ¡ No la cumplirán ! Los dictadores se dan libertad a sí
mismos, pero esclavizan al pueblo. Ahora, unámonos para liberar el
mundo, para terminar con las barreras nacionales, para terminar con la codicia,
con el odio y con la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo
en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros.
¡ (...) en nombre de la democracia, unámonos !
(...) ¡ Las nubes están desapareciendo! ¡ El sol se está abriendo
paso a través de ellas! ¡ Estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en
la luz! ¡ Estamos entrando en un mundo nuevo, un mundo más amable, donde
los hombres se elevarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad! (...) ¡ Han dado alas al alma del hombre y, por fin,
empieza a volar! ¡ Vuela hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza!
¡ Alza los ojos, (...)! ¡ Alza los ojos!”
Discurso final de la película “El gran dictador”. Charles
Chaplin interpretando las dos caras de la vida: la del bien y la del mal. Con
guión, producción y dirección (también parte de la música) de Charles Chaplin
en 1940. Fue candidata a 5 Oscars (Mejor Película, Guión, Actor Principal,
Música y Actor Secundario).