CONFUNDEN MALAFOLLÁ CON MALAEDUCACIÓN

 

         Granada es conocida por varias cuestiones turística, una la Alhambra, otra por Sierra Nevada y la tercera por la Malafóllá de sus ciudadanos.

        El día de Reyes me levanté leyendo un feo regalo que hacen a nuestra ciudad y a su ciudadanía, entre la que me encuentro, se nos mete en un ránking de maleducados junto con Tenerife y Elche que son primeros y segundos, nosotros los terceros, siendo por el contrario la ciudad de Vigo la más educada ¿será por sus luces navideñas?, al final le vamos a dar la razón a su alcalde por el gasto de luz.

        Leyendo el artículo, veo los parámetros que se han tenido en cuenta para ser considerados maleducados, algunos de estos son:

·         Quedarse absorto con el teléfono móvil mientras vas por la calle, mirando videos de todo tipo.

            ·         Conducir rápido incluso cuando hay peatones próximos.

·         Ser ruidosos en lugares públicos.

·       Hablar a voces por el teléfono, enterándose todo el mundo de tu conversación.

·         Ocupar el espacio personal de otros.

·         Ser descortés con las personas que nos atienden.

·         No dar propinas (¿?).

·         Saltarse las colas.

         Para dar respuesta a las preguntas había que ser residente al menos durante 12 meses, con ello consideran que es tiempo suficiente para conocer el carácter granadino. Después de todo esto, yo me manifiesto que esas personas no nos conocen y que han confundido malafollá con mala educación, el granadino lleva en su ADN el gen de la malafollá y evidentemente es fácil confundirlo, vivimos ensimismados con nuestra Alhambra y nuestra Sierra Nevada, tanto es así que lo demás nos importa un pito, por eso, también ocupamos uno de los últimos puestos en empleo, el granadino es como es, vive en la tierra de la malafollá y del chavico y claro, nos confunden.

    P/ Según José García Ladrón de Guevara, que ha escrito un libro con el título ‘La malafollá granaína’, la define como “una suerte de mala hostia gratuita que los granadinos reparten sin ton ni son a todo aquel que les rodea y que, en ningún caso, denota mal carácter, ni mala educación, ni animadversión en particular por el interlocutor. Tampoco denota desinterés o apatía en el granaíno, como dicen algunos”.