Dicen que vivimos tiempos corruptos, todo el que puede robar roba y quien no, extravía, yo no quiero ser tan
pesimista. Hace unas fechas leí un magnífico libro titulado "El último amor del Gran Capitán" del historiador granadino Antonio Callejón Peláez, en
el que nos cuenta la vida de Gonzalo Fernández de
Córdoba, el “Gran Capitán” a través de su esposa María Manrique de Lara Figueroa duquesa de Sessa y de Terranova entre
otros títulos, una noble humanista cuya cultura artística la convierte en un
personaje capital en la promoción del arte renacentista Granadino y andaluz durante las
primeras décadas del siglo XVI.
Todo
lo anterior viene a cuento de: ¿Quién no ha escuchado hablar de “las cuentas del Gran Capitán”?, creo que en estos
años la hemos escuchado en distintos lugares de una forma más o menos coloquial o con más o menos malaleche y siempre refiriéndose
a políticos en el poder, como quiera que en el libro se hace esta referencia,
me he preocupado en buscarla, se refiere a la exigencia del rey Fernando “El Católico” (menudo personaje, nos tenían engañados), de que le
rindiera cuentas, era la fecha en la que este capitán le consigue el Virreinato de Nápoles después
de derrotar, siendo minoría, en repetidas ocasiones a los franceses, ante esto le responde “El
Gran Capitán” a la petición real:
“Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para
que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados;
por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla,
doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del
continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la
paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado
un reino, cien millones de ducado”
Verdad o no, esta respuesta es conocida como las cuentas del Gran Capitan
Retablo principal y parte del techo del Monasterio Renacentista de San Jerónimo, realizado gracias a la esposa del Gran Capitán, Doña María Manrique de Lara Figueroa duquesa de Sessa y de Terranova
Manolo (mi pareja) usa mucho esa expresión y fue el quien me contó su origen hace ya años.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro que es granaino, por aquí la usamos mucho.
EliminarSaludos
Eso sí es dar cuentas y no lo de ahora...
ResponderEliminarMás que dar cuentas lo que tuvo fue cojones, sobre todo hablándole a todo un rey.
EliminarUn tipo duro, que se diría ahora :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Al menos el se ganó su nombre en la guerra contra el francés.
EliminarUn abrazo
Pase a saludarte,abrazo.
ResponderEliminarUn saludo
EliminarEsa frase lea he oído a menudo en mi casa ¡qué cosas!
ResponderEliminar"Las cuentas del Gran Capitán" eso digo yo en casa cuando hay que presentar los gastos del mes.
EliminarSaludos
Muchas gracias, no sabía el origen. Está claro que nunca te acostarás sin saber una cosa más.
ResponderEliminarFeliz día.
Eso dicen, a veces es verdad.
EliminarSaludos
Podrían tomar nota y clararnos sus cuentas, porque mucho gastan y no sabemos en qué.
ResponderEliminarUn abrazo.
El Gran Capitan las justifica entregándole el Virreinato de Nápoles al Rey Católico, que de católico tenía poco, hoy son más ladrones, no te dan nada a cambio de robarte.
EliminarSaludos.
¡Estamos apañaos con Blogguer!
ResponderEliminarSe "tragó" mi anterior comentario y suma y sigue...
Bien, ese dicho tan popular lo conocía desde que era un comino y el origen también ¿Los gastos del mes dices? ¡Jé! un poco de D. Gonzalo llevamos dentro en determinados momentos, no ni ná...
Un saludín.
No se si llevamos algo de este cordobés grande, solo la estupidez de un rey que lo pisoteó y lo mando poco mas o menos a morir a Loja (Granada), tiene sentido ese dicho que tanto se usa para políticos y malas administraciones.
EliminarSaludos
Ciertamente, ni una coma por añadir.
ResponderEliminarSaludos de nuevo.
En el reino de España poco ha cambiado desde entonces, la marquesa madrileña hace de las suyas con total impunidad y nadie le llama a rendir cuentas, el cachondeo de la edad media le pone mucho a los españolistos, muchos de ellos pobres pero monárquicos hasta la medula...
ResponderEliminarLo nuestro viene de lejos., nuestras gilipolleces no se hacen en un rato.
EliminarSaludos
Sí que había oído el dicho, pero no la historia de la que procede. Gracias, Emilio. ¿Qué te pareció el libro? Lo tengo para leer, pero me resisto a empezar a leerlo. Abrazos
ResponderEliminarSe lee muy facil, es un libro de historia novelada que entra muy bien, sin destruir la realidad, no suelo leer libros de historia pero con este salí muy contento, además habla de mi ciudad. Aprovechando el libro hicimos una visita guiada con el autor por los lugares donde su esposa vivió así como una visita al monasterio. No le tengas miedo, el libro tiene bastante lectura que no pesa.
EliminarSaludos
Las cuentas de ahora más que cuentas son cuentos. Vaya con Fernando "El Católico" (menudo cuentista está hecho).
ResponderEliminarSaludos.
Y como todos los reyes, al menos el que todos conocemos, un "machote" de cojones, si no fuera por el dinero que pagó al papa Borgia, valenciano, lo de católico no le pega.
EliminarSaludos
Teniendo en cuenta la historia mal contada que hemos recibido siempre he considerado un tópico esta historia. Ignoro si la anécdota fue sobre algo real que luego ha hecho fortuna en esa leyenda del espíritu altivo del español.
ResponderEliminarSi, el hecho se base en un acontecimiento real, las victorias del Gran Capitan en Italia contra los franceses y los gastos que generaban para la corona "católica", que lo dicho al rey fuera eso o no, ya no se sabe si fue tal cual, de todos modos entre Fernando el "Católico" y Fernandez de Córdoba, nunca fueron buenas.
EliminarSaludos