Se
dice que los jueces hablan con sus sentencias, y vaya si han hablado en el
llamado juicio de “la manada”.
Estos jueces, no acostumbrados a
manifestaciones contra esas sentencias, se han visto “acojonados” por esas
concentraciones de mujeres que han sido insultadas, especialmente por el
juez Ricardo Javier González que quería
dejar libres a los cinco individuos violadores y, no menos, por la jueza Raquel Fernandino que, siendo mujer, no ha sabido ni empatizar con la víctima, ni convencer a su otro compañero de estrado José Francisco Cobo.
Tras varios días de protestas de mujeres
de todas las edades, la Asociación
Profesional de la Magistratura, la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria,
Juezas y Jueces para la Democracia, Foro Judicial Independiente, la Asociación
de Fiscales, la Unión Progresista de Fiscales y la Asociación
Profesional Independiente de Fiscales, han demostrado su endogamia y han unido fuerzas para
quejarse de esas protestas, esto es lo que dicen sus “señorías” "se
ha producido una reacción desproporcionada que demuestra una falta de educación
general y cultura democrática que recuerda a la ley de linchamientos del
Oeste". "Los que han salido a protestar a lo mejor no se han leído la
sentencia y son manifestaciones fuera de tono que no benefician a España ya que
parece más propio de la cultura de otros países".
Las mujeres,
como ya escribí hace unas semanas, están hartas de que no se las crea cuando
presentan una denuncia por violación, que la preparación de policía, jueces,
fiscales sobre violencia de género sea nula, ¿ahora se dan cuenta de que no hay
cultura democrática?, esa carencia de cultura hay que trasladarla a todos los
estamentos e instituciones de la sociedad, también a la judicatura o ¿es que están por encima del bien y del mal?.
Las mujeres, sí
que se han leído la sentencia y no pueden entender, como yo tampoco entiendo,
que se viole sin ejercer violencia, me gustaría que lo explicaran, lo mismo que ocurre con cualquier trabajador que se le va la cabeza, que ese magistrado Ricardo Javier González sea analizada su conducta,
porque si como se dice por sus sentencias hablan, este señor no merece el
puesto que ocupa.
Con sentencias como esta o como las que se están produciendo últimamente solo nos cabe pensar que aún no hemos salido de aquellos años difíciles. Esta sociedad se merece jueces y fiscales justos, preparados, humanos, a la altura de la ciudadanía a la sirven y que estén despojados de cualquier inclinación machista.