Leo en el “Granada hoy” una historia
contada por el periodista Andrés Cárdenas beculense (Bailen) de nacimiento, pero
granadino de adopción y nos cuenta historias en el diario que ni los más viejos
del lugar conocen, una de ellas es esta que le narra el escritor y periodista,
ya fallecido, Paco Izquierdo.
Esta anécdota de Paco Izquierdo hace referencia a un caballo semental que tenía un vecino
de Motril llamado Barriguera y que, por una módica cantidad, alquilaba al
Ayuntamiento de esa ciudad para que montara a las yeguas que tenía el Consistorio.
Eran los tiempos en los que los ayuntamientos mantenían una recua de animales
de carga para hacer los trabajos municipales, así que les venía bien el caballo
de Barriguera para aumentar el censo equino municipal. Un día, uno de los
concejales tuvo la idea de comprar el caballo a Barriguera en vez de
alquilárselo. La moción fue aprobada porque en medio año o así amortizarían la
compra del extraordinario semental. Dicho y hecho. Tras la compra, el animal
siguió con su quehacer y montaba hasta cuarenta yeguas municipales al mes. Pero
al poco tiempo el ímpetu del fabuloso equino fue disminuyendo: de cuarenta pasó
a treinta, después a veinte y después a diez. Así hasta que llegó a fecundar
solo una hembra al mes y con cierta dificultad, con el trabajo extra de los
mamporreros. Se contrataron a varios veterinarios para que estudiaran el caso y
hasta hubo una sesión extraordinaria para hablar del tema. Como el caso era
inexplicable, llamaron a Barriguera para ver si sabía a qué se debía esa
disminución drástica del quehacer sexual de su antiguo caballo.
Barriguera
vio al caballo y dijo que estaba más sano que una pera, que no tenía enfermedad
alguna.
–Entonces… ¿qué le ha pasado al pobre animal? –le preguntó el alcalde.
Barriguera se
pasó su mano por la barba y dijo:
-Mu fácil,
señor "arcarde", es que lo habéis hecho funcionario.
Una segunda anécdota nos cuenta que los
granadinos tenemos varios azules, el 'azú' claro, el 'azú' oscuro, el 'azú' de
Vélez y el 'azú' ni pollas.
No lo voy a
negar, me he reído a mandíbula batiente.