Durante los días más duros del
confinamiento en los meses de Marzo y Abril del pasado año, a mi nieto, que
estudiaba on-line, le mandaron hacer un microrrelato de no más de 10 líneas sobre lo que ocurría, era la primera vez que hacia algo parecido, me pidió ayuda,
nos sentamos y salió esto:
Microrrelato:
Todos
los días su mirada se dirigía al final del pasillo, tras la puerta de la calle, la libertad deseada, quería estar fuera de ese encierro agotador, de
retomar la vida, de estar con la familia y amigos, jugar, dejar las ataduras, volver a la normalidad.
La
miraba a diario, a todas horas, dudaba, sudaba si ponía la mano en el
pomo, lo intentaba, se concentraba para abrir, se sentía sometido, sus manos no respondían, le venían los peligros
del exterior que lo amenazaban con un bicho al que llamaban COVID-19 o SARS
COV 2.
Dejó aplazada la tan deseada libertad. El bicho está fuera, él es un joven adolescente,
tiene tiempo, está seguro que ganará al virus.
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Un año después, en otro curso y sigue on-line, le mandaron hacer un comentario de texto sobre un romance del siglo XIV-XV, eligió "El prisionero" que dice:
Cuando hace la calor
Cuando los trigos encañan
Y están los campos en flor
Y responde el ruiseñor
Cuando los enamorados
Van a servir al amor
Que yago en esta prisión
Que ni sé cuándo es de día
Ni cuándo las noches son
Que me cantaba el albor
Matómela un ballestero
Dele Dios mal galardón
Este domingo ha concluido el ESTADO DE ALARMA, la plena LIBERTAD ha llegado a todo el Estado Español, ya no solo es Madrid, no hay toque de queda, ni cierres perimetrales, los bares y restaurantes puede abrir hasta las 24 horas, las discotecas hasta las 2 de la madrugada las reuniones de personas apenas tienen límite, ¡¡ha ganado el lobi del turismo!!, ¡¡CON DOS COJONES!!, ¡¡VIVA LA LIBERTAD!!, veamos hasta cuando nos dura.