Leyendo
el libro de Rosa Montero, “La
ridícula idea de no volver a verte” me encuentro una cita que Iona Heath realiza en su libro “Ayudar a morir”, dice:
“Morir es parte de la vida, no de la
muerte: hay que vivir la muerte”.
La reflexión que hace la autora –Rosa Montero-
sobre la cita, me recordó mi época de estudios antropológicos, sobre ella dice:
“los humanos no sabemos qué hacer con la
muerte. Grande, impensable, inmanejable, cruel, horrible. Así que, como no
sabemos qué hacer, hemos fabricado túmulos, dólmenes, necrópolis megalíticas,
mastabas, pirámides, sarcófagos, panteones, tumbas colectivas, tumbas
individuales, sepulcros, monumentos memoriales, lápidas, criptas, nichos,
osarios, solemnes cementerios. El tiempo, el dinero, el esfuerzo y espacio
invertidos en construir para los muertos hubieran podido mejorar bastante la
vida de los vivos. Aunque, si se piensa bien, ¿Qué más da?, esos vivos no eran
más que proyectos de cadáveres.”
Tras la reflexión de Rosa Montero, Iona Heath culmina:
“A medida que se
envejece se van sufriendo más pérdidas, sobre todo de seres queridos, y cuando
la gente perdió a muchas personas que le resultaban importantes se le hace más
fácil morir. La muerte de los otros abrió el camino, y en ese sentido los muertos
ayudan a los vivos a morir. Tal vez cuando los muertos superen a los vivos
estos puedan acompañar a aquellos, y tal vez sea por eso que a los jóvenes les
cuesta tanto morir”
Los libros en los que se basa la entrada son merecedores de ser leídos y de ocupar un puesto relevante en nuestra biblioteca.
Iona Heath. “Ayudar a morir”.
Editorial Katz. Madrid 2008.