Durante mi largas vacaciones, han pasado varias cosas y no precisamente buenas; primero, las
elecciones en Andalucía cuyo resultado es más de lo mismo; segundo, la muerte
de 149 personas porque el copiloto le dio por ahí y lo estrelló y la tercera, la llamada ley mordaza en la que los ladrones de guante blanco
y los políticos corruptos se van de rositas mientras que aquellos que protestan pueden ser encarcelados y con importantes multas; el mundo al revés.
Una vez llegado a casa, tras un vuelo en el que mucha gente
íbamos un poco “cagaditos”, veo en la tele a una persona enjuta, con ojos
llorosos manifestando que había perdido en el avión siniestrado a su esposa, a
sus hija y a su nieto, pese a los hechos, decía que “la gente es muy buena”, a este hombre no se le puede negar su
bondad; en los otros dos casos, los ciudadanos andaluces no hemos sido capaces
de provocar un cambio en nuestra sociedad, ¿nos hemos adocenado?, ¿no nos damos
cuentas que nos están robando?, está claro que los andaluces somos gente
buena y no nos creemos lo que nos pasa;
por último, la llamada “ley mordaza”, donde la buena gente del Partido Popular
ha atado a todos los ciudadanos para que no levantemos la voz mientras que
algunos se lo llevan crudo.
Me gustaría pensar como ese marido, padre y abuelo que decía
que “la gente es muy buena”, pero hay algunos que no lo son tanto, el copiloto del
avión, el que causó el siniestro mató a 149 personas algunas de ellas aún bebes
y niños/as que se asomaban al mundo, los otros, los políticos, los ladrones de
guante blanco, los que sin piedad roban o hacen leyes a su conveniencia esos son mala gente, esos tienen que ser reconocidos como tales y ser expulsados de la sociedad, pero primero, tenemos que
tomar conciencia de que lo son.