Por segunda vez
en pocas fechas escucho que nuestros jóvenes, médicos, ingenieros, investigadores, etc., se marchan de España buscando la aventura,
la primera vez lo manifestó Marina del
Corral, Secretaria General de Inmigración y Emigraciones y lo vuelvo a leer
en esta ocasión manifestado por una diputada del PP Valenciano María Fernanda Vidal.
El hecho de que sean dos mujeres, desconozco
si son madres, las que digan que los jóvenes
se marchan en busca de aventura me sorprende; las madres que conozco, y cuyos hijos/as han tenido que salir de España camino de, Escocia
(Edimburgo), Londres, Australia o América (Colombia), no manifiestan lo de estas
dos políticas, muy al contrario, me dicen que se han ido porque aquí no encontraban trabajo y el que se les ofrecía nada tenía que ver con sus carreras
de: enfermería, ingeniería o informática y con un salario que no les
permitía ni cubrir unos mínimos gastos personales. Estos jóvenes han salido de casa con una mano delante y otra atrás, en su mochila solo
llevaban dos cosas, una titulación que no podían practicar en su país y un
idioma aprendido para chapurrear en el país de destino ¿es eso aventura?, estas apenadas madres dudan que en
un futuro sus hijos y nietos, cuando los tengan, regresen a España, habrán fijado su residencia en el lugar en el que pueden trabajar, muy lejos del hogar que los vio nacer.
Decir que se van a la aventura es una manera muy burda de engañarnos; no nos dicen que la OIM (Organización
Internacional para las Migraciones) le está comunicando al Gobierno Español, que el país no puede permitirse el riesgo de permanecer mucho más tiempo
sin tener una idea articulada de cómo enfrentar el flujo continuo de salida de
profesionales, se lo están avisando, pero miran hacia otro lado, nos dicen que se van de aventura.
Nuestros jóvenes no se van “de aventura” dado su espíritu rebelde, se van “a la aventura” de encontrar algo mejor y comenzar a crear un futuro, parece lo mismo
pero en nada se parece. Resumiendo, nuestros jóvenes huyen de la escasez de posibilidades y huyen de la miseria que se les presenta, en tanto miles de ciudadanos de todo el país que no son ni tan jóvenes y tampoco tienen trabajo, salen en unas marchas por "la dignidad" demostrando que los indignos, tanto por sus actuaciones como por sus reflexiones, son los políticos que gobiernan el país.