Soy padre y abuelo, y se me ha
planteado una reflexión a tenor de una exclamación escuchada a mi nieto,
aunque por edad no se si ha captado la profundidad de la idea o simplemente la
escuchó a compañeros mayores y el la soltó cuando consideró oportuno.
Estamos
acostumbrados a escuchar a padres y madres, hablar de los hijos y de la
historia personal de estos en cualquier lugar, en la puerta del colegio, en el
rellano de la casa, en el bar, incluso hablamos de ellos con desconocidos, ¿no
es esto violar su intimidad?, ¿nos gustaría que nuestros hijos contaran en el
colegio a sus amigos, o a los padres de estos, lo que sus padres hacen o dejan de hacer en la
casa común?, ¡¡seguro que no!!, creo que tampoco a nuestros hijos les gusta que
describamos sus intimidades por pequeñas que estas sean.
Otra
de las instituciones públicas en la que los menores se ven limitados en su
intimidad es el colegio, desde que entran, se les exige la filiación, se le
realizan pruebas psicológicas a lo largo de los años, reuniones con los padres
para saber que o no hacen en casa, de cual es su comportamiento, etc.…, todo
esto se va añadiendo a la ficha escolar a lo largo de los años, una ficha que
permanecerá ahí durante un tiempo indefinido, los profesores van disponiendo de
un información delicada y privilegiada de cada uno de los niños que pasa por la
escuela, ¿sabemos los padres o alumnos algo de esos profesores?, me temo que
no, ¿tiene derecho el profesor a hablar de sus alumnos en los términos poco
adecuados que algunas veces hace en reuniones del centro?.
Tras
una breve reflexión sobre este particular, puedo afirmar que la intimidad de la
infancia y adolescencia no es considerada de ninguna manera, no existe, pero
¿deben tenerla?, desde mi punto de vista, los niños necesitan evolucionar y
crear su propio “yo”, por tanto tienen derecho a que no se les vulnera su
intimidad, una intimidad que les es arrebatada por los padres, los profesores e
incluso los gobiernos. Los niños tienen unos derechos reconocidos por
Organismos Internacionales, no montemos un "pollo" cuando en la
puerta de su dormitorio ponen “stop”, si educamos bien como padres y les damos confianza, no debemos de tener miedo.
Como dijo José Antonio Marina en una jornadas sobre educación en Granada “Al niño no se le protege dándole cariño y nada más”. “Los niños tienen que aprender a ser libres” (o lo que es lo mismo, deben aprender a controlar sus impulsos) y para ello la educación es esencial.
Como dijo José Antonio Marina en una jornadas sobre educación en Granada “Al niño no se le protege dándole cariño y nada más”. “Los niños tienen que aprender a ser libres” (o lo que es lo mismo, deben aprender a controlar sus impulsos) y para ello la educación es esencial.