Como ya me he manifestado
en alguna ocasión, estoy impartiendo un taller sobre evolución humana en un
pueblo próximo a Granada, me pidieron si podía hacerlo y aunque es un tema más
para un paleontólogo, un biólogo o incluso un historiador, creyeron que un
antropólogo cultural tendría que saber de ello y allí me tenéis con voluntad, trabajo y
estudio sacándolo adelante.
Ya estoy con el último tema, lo he titulado “procesos de
hominización”, veremos entre otras cosas, porqué somos bípedos,
consecuencias del aumento el cerebro, las transformaciones de las
extremidades, del habla, del arte, la utilización del fuego,
etc…, pero hay algo que no se como tratarlo, es todo lo relativo al sexo.
Para conocer algo de ello me introduzco en un artículo de Juan Luis Arsuaga
Paleontólogo y científico de los Yacimientos de Atapuerca (Burgos) para
clarificar ideas y prepararme para preguntas del tipo: ¿tenían orgasmos los Australopithecus?, ¿copulaban salvajemente?,
¿cómo lo hacían, como los perritos o al estilo misionero?, ¿se besaban?, ¿el
Homo era fiel?, ¿cada cuánto tiempo hacían el amor?, ¿las mujeres, parían sin
ayuda?, igualmente he tenido que leer a
un antropólogo llamado Marvin Harris,
este manifiesta que, al igual que nuestros parientes chimpancés, los primeros homínidos debían copular entre
tres y cuatro veces diarias, y destaca que las eyaculaciones nocturnas involuntarias que teníamos y que tienen los jóvenes
son reminiscencias de un pasado con mucha más intensidad sexual. Harris
también explica que el cortejo entre los primeros homínidos, es decir, el “ligoteo” antes de amancebarse con un Homo, incluía intercambio de comida,
probablemente insectos y alimentos vegetales recolectados por las hembras a
cambio de trozos de carne fruto de la actividad cinegética o carroñera de los
machos, en eso hemos variado poco, es como hoy “el toma y daca”.
Una cosa si que me ha sorprendido de estos primeros
homínidos, que ya eran un poco golfos, es la cantidad de productos para la satisfacción sexual, los sex-shot con diversos juguetes eróticos ya existían en esa
época como muestran las reproducciones.
No voy a interpretar el dibujo expuesto en una exposición sobre sexo que el museo de Atapuerca
realizó en su día pero sin dar más explicaciones ¿no parece que están practicando sexo?.
Está claro que el sexo y los juegos sexuales no son un
invento de hoy, que ya viene de antaño. Para Arsuaga, esta extraordinaria sexualidad humana es la que
al fin y al cabo ha hecho posible algo que de nuevo es único: ¡Oh, la, la! El
amor. “El sexo no solo está al servicio de la reproducción: el sexo sirve para
establecer vínculos entre personas. Estos vínculos permiten que tengamos una
infancia prolongada (con padres cooperando en el cuidado de las crías),
y que nuestro cerebro se tome su tiempo para desarrollarse. Así ha sido posible
la evolución de nuestra especie hacia la encefalización. Así ha sido como el sexo nos ha hecho inteligentes”.
Desde esta página enlazo al blog de Una antropóloga en la luna que tiene una magnífica entrada relativa a los ritos sexuales y amorosos en el mundo:
http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/2013/01/ritos-sexuales-y-amorosos-en-las.html