Y aunque está en tan alto sitio, tiene mucha y buena agua, de la famosa
Fuente de Alfacar, de donde traen una azequia, que entrando por medio
del Albaycin, se reparte a los aljibes públicos y casas particulares,
con la qual se riegan las hazas, huertas y viñas de aquella ladera.
F. Bermúdez de Pedraza (1608)
Fuente Grande, inicio acequia Aynadamar |
Este paseo por el agua se encuentra fuera de los circuitos turísticos y reivindica su papel en la historia de una Granada que creció gracias a la acequia de Aynadamar -fuente de las lágrimas- que desde otra Fuente Grande, en Alfacar, se derrama y se convierte en una red de «venas, arterias y capilares por donde corre la sangre que da vida al Albaicín».
Aljibe del Rey |
Aynadamar, la acequia reina que tras
su recorrido se decanta en el aljibe Viejo, o aljibe del Rey donde fue capaz de almacenar trescientos mil litros
del agua, un lugar que ayer fue sede real de la dinastía Zirí y de su rey
más emblemático Babis Ibn Habbús (siglo XI); hoy es punto de partida de una
senda hacia una parte de la historia de Granada que empieza donde se inician los
mitos, en jardines de las mil y una noches, en rumores del agua y sus cuarenta aljibes, en el barrio de las cuestas con la Alhambra de fondo que se alían con el paseo; al atravesar el arco de las pesas
comenzamos a empaparnos de la vida de barrio en el centro
neurálgico de un Albaicín bullicioso, es la Plaza
Larga.
Vista de la Alhambra. Foto Emilio Martín |
Nos recuerda nuestro guía que existen cinco ramales y el que visitamos es uno de ellos, el de San Juan de los Reyes que lleva el agua al aljibe de las Tomasas que una vez lleno la deja pasar al aljibe del Trillo.
aljibe de las Tomasas |
Una llave nos abre las puertas de uno de estos aljibes, la historia del antiguo barrio está escrita en sus ladrillos.
aljibe del Trillo |
El Bañuelo |
De ahí al aljibe de
Los Negros, «se cree que en esta zona hubo asentamientos de personas de
color», para concluir nuestro recorrido por al historia, nos dirigimos al
hamman o baño árabe más antiguo de nuestra
geografía, el bañuelo, del siglo XI, dejando
así constancia de la doble vertiente del entramado de acequias y aljibes con su
componente social, religioso y el industrial que se decanta hacia los regadíos,
tanto de la vega como de los numerosos huertos que tenían los Cármenes
Granadinos.