En estos días estoy
leyendo un libro de José Carlos Somoza
titulado “Silencio de Blanca”, una obra que gano un famoso
premio de literatura erótica en 1.996, se correspondió con el XVIII Premio de
La sonrisa vertical concedidos por la editorial Tusquets, desde el 2004 este premio quedó suspendido;
entre sus premiados están Almudena Grandes, Ana Rosetti, José Antonio de
Villena, etc.…
En una pequeña sinopsis
este texto nos cuenta como el protagonista, que es músico enamorado de la obra
de Chopin, sabe que tratar de buscar el sonido perfecto y gozoso de una obra maestra
sólo se obtiene tras someterse a una perversa disciplina de emociones
violentas. Para él, el arte es deseo y artificio, y el erotismo es un arte, por
ello en la novela se une erotismo y música. Al ritmo de una selección de los Nocturnos de Chopin, y en el recuerdo
de la tempestuosa relación del músico con George
Sand, Héctor (protagonista de la novela) recrea sus deseos en sucesivas
pausas, musicalmente hablando «silencios de blanca», mientras un cierto
misterio, sotto voce, te va manteniendo expectante a lo largo de la novela.
Es interesante ir leyendo
en función de la música de Chopin que el autor ha seleccionado, aquí reflejo
uno de los temas:
Chopin. “Nocturno en do
sostenido menor Opus 27 número 1”.
(Arthur Rubinstein)