“Me tienes en tus manos y nos sabes casi nada de mi.
Soy una hoja de papel, un folio, un DIN A4, y puedes utilizarme, para expresar y compartir historias, conocimientos, sentimientos, pensamientos, etc…
Pero, a veces, sin darte cuenta me rayas, me arrugas, me rompes y me tiras. Escúchame, ponte cómodo y comparte conmigo mi corazoncito: … Comencé a vivir y a crecer siendo un árbol, mis raíces me alimentaban con la material mineral y agua que absorbía del suelo y que después ascendían hasta llegar a mis hojas.
Yo, contento, me dedicaba a tomar el sol y comenzaba a mezclar, como un experto cocinero, la energía solar, el agua, las sales minerales y el aire. ¡Oh, maravilla de las maravillas, se producía el milagro!: había fabricado la materia orgánica, que daría alimento a todos los seres vivos.
Además de alimentar, di calurosa y cariñosa acogida a pájaros, hormigas, ardillas, mariposa, gusanos, etc., etc…, a nadie rechacé. Cuidé y protegí a todos aquellos que se acercaron a mi.
Fabriqué frutos para vosotros, hombres y mujeres y os di madera para vuestras herramientas, puentes, casas, mesas y sillas, para vuestro trabajo, reposo y convivencia.
Cuando el hombre me cortó y manufacturó, le di la posibilidad de ganar el sustento para alimentar. Vestir y cuidar a su familia.
Y ahora, convertido en un folio, tan sólo soy para vosotros, humanos, un papel, una hoja…
Por favor utilízame con dignidad. Llevo en mi corazón, los átomos del agua, del aire, del suelo y la energía solar, igual que tú.
Antes de tirarme, utilízame y ayúdame a dedicarte mi último servicio. No me abandones sin más.
Cuando ya no me necesites, déjame en el lugar adecuado para que pueda ser reciclado y los dos ayudaremos a salvar otros árboles.
¡Gracias humano!”
PD/ Este escrito es el resultado de una busqueda en uno de esos días que tiene uno la mente un tanto vaga,
después de varias horas delante de la pantalla esta me iluminó con esta redacción realizada en una revista escolar de un centro de Madrid. Espero que guste.