sábado, 7 de mayo de 2011

A ENRIQUE MORENTE

Se celebra en Granada el Festival Internacional de Poesía en estas fecha, viniendo para casa he podido ver en el bus que me trae un poema que Joaquín Sabina escribió en el año 1999.

En estos días estamos leyendo, en la prensa tanto granadina como nacional, que la muerte del cantaor granadino fue, según indica la autopsia solicitada por la familia, un error médico.

Desde aquí, fuera de dimes y diretes, quiero rendir este humilde homenaje a este cantaor que escuché por vez primera en un festival del barrio del Zaidin cantando con su hija Estrella cuando esta aún era una niña.

El poema de Joaquín Sabina dice:
A Enrique Morente


Esa voz que se juega la vida
esos ojos llenando el vacío
esos dedos hurgando en la herida
esa liturgia del escalofrío.

Ese orgullo que pide disculpas
ese sentarse para estar erguido
ese añejo sabor de la pulpa
visceral del limón del olvido.

Esa revolución de la amargura
ese inventario de la mala suerte
ese tratado de la desmesura.

Ese como, ese que, ese hasta cuando
ese pulso ganado a la muerte
ese Enrique Morente cantando.





viernes, 6 de mayo de 2011

¿CAMPAÑA ELECTORAL? PA QUE

           A partir de las 12 de esta noche ha comenzado la CAMPAÑA ELECTORAL  de cara a las Elecciones Municipales y Autonómicas que se celebrarán el día 22 de Mayo de 2011.

            Aun tengo en mi memoria las primeras Elecciones Generales celebradas tras la Dictadura de Franco, todo una fiesta, era el 15 de junio de 1977; así como las  del 3 de Abril del 1979 que fueron igualmente las primeras Municipales. De todo aquello, han transcurrido más de 30 años; de aquel primer mitin de Tierno Galván en la provincia de Málaga donde uno  creía  lo que decía; de la fiesta que se vivía y como quedaban aquellas calles plagadas de pasquines y propaganda; de aquellas ilusiones; de todo aquello no queda nada. Hemos perdido la inocencia, hemos entrado en el desmadre, eso si, como en los hospitales todo es asepsia, aunque el bicho ande por dentro.
           
            Esta noche comenzará lo que ya nadie se cree, las promesas de los partidos para que les votemos, unas promesas que son las mismas que llevan prometiendo desde hace años, porque de forma sistemática son incumplidas, si miramos sus contenidos y tapamos las siglas nunca sabremos a quien pertenecen, proponen lo mismo: bajar impuestos, aunque luego los congelan o los suben; prometen trabajo y vivienda para todo el mundo, con cerca de 5 millones de parados ¿qué pueden hacer los Ayuntamientos? Y en cuanto a la vivienda, ellos, los municipios son responsables del encarecimiento del suelo y en consecuencia de la vivienda, que no nos vengan con milongas, ha sido un modo de financiación y como hemos visto ha sido la causa de que muchas familias se encuentren en la indigencia; otra de las propuestas comunes es la de reducir los asesores y en consecuencia reducir gastos municipales, luego  veremos que los asesores, por lo general, amigos y conocidos del alcalde y concejales de la junta de gobierno han aumentado; ampliar zonas verdes, mejorar la limpieza son otras de sus propuestas que de ganar se trasladarán a aquellas zonas que les han beneficiado dándoles su voto. Como digo, propuestas como estas a partir de hoy nos la meterán por todas partes: TV, radio, prensa, mítines, publicidad subliminal y directa, propaganda en plena calle o en tu domicilio, va a ser difícil aislarse de esto. Ya no lo creemos, hemos perdido la virginidad, la inocencia; la fiesta de la democracia está embarrada.

            Los ciudadanos no queremos promesas, queremos unos políticos honestos, que confronten desde la lealtad, que no mientan, que los Ayuntamientos sean claros en sus cuentas y presupuestos; queremos a personas que se preocupen por su pueblo y sus gentes, no queremos a profesionales de la política que solo vienen a medrar. Creo en la política y en muchos de sus políticos, hay que ejercer el derecho a votar, algo por lo que muchos de nosotros hemos luchado y algunos hasta han dejado su vida.

             Tanta basura de propaganda pa que, ya sabemos de que pié cojea cada uno y la vergüenza que alguno de ellos provoca.
              
             Me viene a la memoria el libro de José Saramago "Ensayo sobre la lucidez", ¿que ocurriría con nuestros políticos si todos los ciudadanos votáramos  en blanco o anuláramos nuestro voto?, ¿entenderían los políticos que no queremos que actúen como lo hacen?, me gustaría tener la llave para dar una solución, no la tengo, tendremos que encontrarla entre todos los ciudadanos.


jueves, 5 de mayo de 2011

¿SINCERO Y APOLÍTICO?

         Crisis Económica, 1º de Mayo, Elecciones, Manifiestos, etc., ante estas situaciones, llevo algún tiempo escuchando de forma cotidiana hablar de sinceridad o de su falta y sobre todo a muchas personas definirse como apolíticos;  en consecuencia he querido dedicarle unos minutos de reflexión y búsqueda de sus significados.

            No voy a negar que ser sincero es una virtud e incluso tiene valor, pero no olvidemos que es algo subjetivo, hay que saber administrarla;  he escuchado sinceridades que me han aterrado por ello me encuentro más próximo a aquellos que manifiestan: “La sinceridad es el pasaporte de la mala educación” frase que ha sido achacada a Jardiel Poncela o como decía Oscar Wilde Un poco de sinceridad es algo peligroso; demasiada, es absolutamente fatal”. Aún recuerdo la sinceridad brutal de aquel médico que le dijo a mi madre, cuyo marido había fallecido dos meses antes, que tenia cáncer, después de tanta sinceridad entró en una terrible depresión que le duró más de 20 años hasta que falleció.

            El otro tema es que en estos momentos muchos ciudadanos se definen apolíticos, pero basta escucharlos y no es difícil de ubicarlos. He encontrado en la red, un escrito de Osvaldo Barone, escritor, periodista y docente Argentino que define perfectamente a estos apolíticos, dice:

            “El ciudadano apolítico es político y todavía más que el político. Pero no lo reconoce, o lo que es peor: no lo sabe.

            Habla con desprecio de los políticos; y aún más de quienes están en funciones públicas. Y proclama que ningún gobierno le dio nada y que es más lo que le quitan. Es proclive a creer en cualquier dicho o rumor que descalifique a un gobernante o lo acuse de corrupto.

            El ciudadano apolítico repite frases como que “los que no trabajan es porque no quieren”. “Los sindicalistas son una manga de ladrones”. o ” Aquí lo que hace falta es disciplina”.(Extrañamente recuerda a menudo a dictadores) esta frase es mía. Y no entiende que haya que esclarecer tragedias del pasado. El ciudadano apolítico se horroriza más por la inseguridad que por el origen social que la provoca. Se aterra más ante un delincuente de piel oscura que ante uno rubio. Aún siendo él de piel morena. Podría aplaudir un linchamiento sin juez, solo por sospechar del ajusticiado. Reniega de los fallos que no condenen a cadena perpetua y desprecia a los abogados defensores. Le atraen los líderes episódicos que enfrentan al poder público con rigor cívico; así como los líderes populares le parecen ramplones.

            Cree en Dios, pero descree de quienes creen en otros dioses, o no creen. Pregona no tener prejuicios contra nadie salvo contra los que se los merecen.

            Piensa que hay demasiada inmigración; que no es la apropiada. Considera también inapropiados a los homosexuales, travestis y prostitutas. Sólo sale a la calle cíclicamente por arrebatos que él llama espontáneos, aunque se auto-convoque con intención por cadena de Internet o por teléfono. Nunca esos arrebatos expresan demandas laborales y nunca coinciden con los trabajadores.”
           

            Siente placer en demostrar descontento público. Y que esa demostración luzca diferente a las otras marchas de gente heterogénea y desordenada a la que traen de cualquier parte. Por eso protesta por el barrio; para que al lado suyo estén otros como él: no distintos.

             Cree no estar ideologizado: no comprende que su apoliticismo es ya una ideología. Solo sabe quienes son los enemigos: llevan la marca en la frente: siempre hablan de la desigualdad y la pobreza. Está seguro que el país sería mejor sin políticos, sin vagos , sin delincuentes, y sin razas indeseables. Pero no explica cómo lo conseguiría y quien estaría a cargo del diseño. Acaso imagina un gran gerente nórdico, y un gabinete de técnicos impolutos que gobernaran con una mascarilla.

            El ciudadano apolítico presume estar en una posición neutra en el centro perfecto. Pero está a la derecha”.

            ¿Pero que puedo pensar del apolítico, cuando considero que la política está en cada cosa de la vida cotidiana?.

            Líbreme de encontrarme con un sincero y un apolítico juntos en uno, huiría como si fuera el demonio.

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