jueves, 28 de abril de 2011

EL CUBO DE LA VERGÜENZA

           En el post anterior hablaba del movimiento Freegan, en este, el giro es copernicano en cuanto a que trataré de aquellos que van al cubo de la basura más por necesidad que por planteamientos políticos.

            Antes de la crisis financiera de 2008 había unos 900 millones de personas hambrientas. La catástrofe alimentaria posterior añadió otros 80 millones, las razones principales que se aducían eran las malas cosechas de pasados años, la demanda de países emergentes y una tercera: LA ESPECULACIÓN.

            Una nueva forma de ganar dinero son los llamados fondos de inversión libre   en la que los especuladores “compran títulos en los mercados de futuros de materias primas (cereales) para diversificar las inversiones, sin tener la intención real de adquirir las mercancías” manifestaciones realizadas por expertos de Naciones Unidas.

            La elevación del precio  de estos productos de primera necesidad como son el trigo, el maíz, el pescado supone que en el mundo, llamado, subdesarrollado mueran seres humanos, empezado por las personas mayores y niños y donde la malnutrición se multiplica de forma exponencial.

            Mientras tanto que ocurre en el mundo “civilizado”, pongamos, por proximidad, nuestro país, España. Según fuentes de la ONG Solidaridad, en las viviendas españolas se tiran cada año a los contenedores la nada despreciable cantidad de 6.860 millones de euros en comida todavía en buen estado.

            Aunque no existen estadísticas oficiales, sobre la cantidad de comida que se vierte a los basureros, se estima que el 20% de los alimentos frescos ofrecidos por restaurantes y grandes superficies acaban en los contenedores en perfectas condiciones para ser consumidos.

            El Departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo sostiene que a los españoles nos faltan dos cualidades básicas para no desperdiciar: aprovechar los restos de comida y tener tiempo para hacerlo correctamente. Dicen desde la Universidad “Nos resulta más sencillo tirar la comida que reutilizarla para elaborar otros platos”.

            En una sociedad opulenta hay que gastar, el bombardeo de ofertas es constante y nos hacen creer que con ello ahorramos como dice la asociación de consumidores Facua, “con las ofertas de 3x2 acabas comprando más de la cuentas, pagas tres cuando solo necesitas una, generalmente, las otras dos van a la basura”. De echo, una décima parte de los 646,5 Kilos de alimentos que cada español compra al año viaja en buen estado a la basura. Esto sucede en el mismo país en el que más de 1,5 millones de personas pasan hambre, según datos de la Federación Española de Bancos de Alimentos.

            Las cifras que ofrecemos de España son abrumadoras, pero son discretas si las comparamos con Estados Unidos y Gran Bretaña. En el primero, la comida desperdiciada aumenta hasta un 40% según la Universidad de Arizona, mientras que en Gran Bretaña se sitúa entre el 20% y 30%.

            El valor de lo que despilfarramos en los países desarrollados adquiere más valor cuando se le relaciones con la lacra del hambre. Sólo con el pan que las familias británicas desechan cada año, 30 millones de personas malnutridas podrían aliviar su hambre (fuente: The Guardia). De los 45 millones de toneladas que se desechan en los Estados Unidos, el país más rico del mundo, bastaría solo 1’8 millones para que sus 30 millones de ciudadanos que pasan hambre dejaran de hacerlo (fuente: ONG Food Not Bombs).

            De los alimentos desechados por España (10%) que suponen unos 2’9 millones de toneladas darían de comer a la mitad de la población de Somalia durante un año, lo que Gran Bretaña desecha lo podría hacer con toda la población de Guinea (8’6 millones de habitantes), Estados Unidos alimentaría  a toda la población Etiope (73 millones de habitantes).

            Cada vez son más las personas en el mundo que pasan hambre, la ayuda internacional a estos países ha bajado en un 22%, siendo los más cicateros Estados Unidos y la Unión Europea, lugar donde se encuentran los especulares y los causantes de que estas situaciones se mantengan, en tanto que el Fondo Monetario Internacional y BM Banco Mundial se limitan a dar recetas que nadie cumple, en tanto que los ciudadanos que podemos comer todos los días no somos conscientes de lo que ocurre un poco más allá cuando tiramos a la basura ese yogurt que no nos gusta o esa leche que está a punto de caducar o aquella chacina que no nos ha terminado de gustar.

martes, 26 de abril de 2011

FREEGAN O BUSCADORES EN LA BASURA

               Hace un par de  años unos compañeros de Antropología realizaron un trabajo, que me sorprendió, sobre un colectivo de personas que buscaban alimentos en los cubos de basura en Merca-Granada, centro distribuidor de alimentos de toda la capital y alrededores; el hecho se ha extendido por las grandes superficies y los diversos mercados de la ciudad cuando estos cierran partir de las 9 de la noche; esta circunstancia ha llegado a molestar a ciertos colectivos de comerciantes y ciudadanos que han presentado la correspondientes reclamaciones hasta tal punto que un diario se ha hecho eco y a puesto letra a estas denuncias (Granada Hoy 17.4.2011).

            No vamos a esconder la cabeza debajo del ala, la crisis ha llevado a mucha gente a buscar en estos cubos de basura para poder alimentarse o bien poder llegar a fin de mes, nos encontraremos a personas sin techo, pensionistas, personas de edad avanzada rebuscando y rebuscando de esto escribiremos otro día), entre ellos, nos encontramos a otro perfil de personal que no coincide con los anteriores, son los que utilizan las estrategias freegan, movimiento que nace a mediados de 1990 junto con los antiglobalización y ecologistas, consiste en otra  forma alternativa de vivir basado en una participación limitada en la economía convencional y un mínimo consumo de recursos. Su estilo de vida es  más por razones políticas que por necesidad.

            La filosofía de los Freegan está en oposición a una sociedad basada en el materialismo, la apatía moral, la competencia, la conformidad y la codicia, desde el freeganismo se pretende boicotear el sistema económico establecido, manifiestan que el constante bombardeo de las empresas para comprar y reemplazar  los productos que tenemos, práctica de sociedades opulentas, produce gran cantidad de residuos que pueden ser utilizados mientras que otra gente carecen de las necesidades básicas.

            Los Freegans  abogan por una vida en comunidad; el trabajo en fábricas donde se explotan a las personas y a los recursos, la destrucción de los bosques, el calentamiento global, la aniquilación de comunidades indígenas, la contaminación del aire y del agua consideran que son sólo algunos de los muchos impactos del aparentemente inocuo consumo de productos que llevamos a cabo cada día. Precisamente por ello los freengans emplean una serie de estrategias para la vida práctica basadas en los siguientes principios:

·        Recuperación de materiales.
·        Minimización de gasto.
·        Transporte ecológico.
·        Alojamiento como derecho, consideran que la vivienda es un DERECHO, no un privilegio, participando en el movimiento okupa o denunciando a propietarios que mantienen pisos cerrados para especular.
·        Desempleo voluntario al considerar que la persona debe tener control del propio trabajo. Basta trabajar lo mínimo para cubrir las necesidades básicas.
 
            Un estudio de la Universidad de Arizona manifestaba que el 40% de los alimentos que se producen en los Estados Unidos acaban en la basura sin pasar por ningún estómago; lo que significa que las familias americanas tiran a la basura 40.000 millones de dólares. Un auténtico escándalo si se tiene en cuenta que según la FAO hay 852 millones de personas malnutridas en el mundo.  

domingo, 24 de abril de 2011

VERGÜENZA, MEDIOCRIDAD Y RENUNCIA.

 “Alguien ha dicho que nos ha tocado vivir los tiempos de la vergüenza, la mediocridad y la renuncia”.

      Vergüenza “por el abandono de los principios que nos deberían ayudar a afrontar y superar los retos de una crisis económica fabricada por un capitalismo rampante”.

       Mediocridad “porque se ha desarrollado una visión alicorta de la situación política y económica”.

       Renuncia, “porque todos, en un escenario de corresponsabilidad, estamos consintiendo y propiciando esa situación”.

                                               Juez Baltazar Garzón

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