Las respuestas dadas en un blog en el que participo en función de mi edad con respecto a un post editado dando unos consejos para ser felices , me han hecho reflexionar sobre el particular.
Me han manifestado en alguna de esas respuestas que la felicidad es una utopia que solo existen momentos felices, otro compañero manifiesta que no está en condiciones de saber o de escuchar debido a que vive momento difíciles, esto me hace preguntarme ¿es una utopía la felicidad? o ¿es algo real, ¿debemos renunciar a ella ante cualquier tipo de trauma?.
En primer lugar tendríamos que saber, ¿qué es la felicidad?, podríamos irnos a múltiples manuales todos darían múltiples definiciones que tendrían un punto en común: La felicidad es un estado de ánimo, ante esta respuesta seguro que, en nuestro circulo de amistades más próximo, podremos ver a personas más alegres que otras, incluso algunos saben transmitir sus estados de ánimo, aquí me surge otra pregunta, ¿la alegría o la tristeza son innatas?, por lo leído y documentado, son capacidades que forma parte de nuestro genoma, solo que hay que aprenderlo y desarrollarlo, de aquí que la educación de los padres es primordial, hay que enseñarles a valorar las cosas, y a ilusionarles a vivir el día a día.
Voy a dar respuesta si la felicidad existe o no, hemos dicho que es un estado de ánimo, si fuera esto, debería estar en función de la actitud que tengamos ante la vida, una actitud negativa seremos unos tristes, una actitud positiva, seremos unos hombre, mujeres y niños alegres y positivistas, por lo tanto tenemos otra cosa clara, la felicidad es una actitud.
No por el hecho de tener mucho, ocupar un buen estatus social, es motivo de ser feliz, la mayor parte de la veces la felicidad se consigue intentando alcanzar un objetivo que nos hemos propuesto. La felicidad está en nosotros, en la ilusión, el esfuerzo y la voluntad para conseguir aquello que deseamos, en nuestra actitud y el empeño para lograrlo y no en el objetivo en cuestión.
El hecho de renunciar a la felicidad suponer rechazar la alegría, el no saber ver y valorar lo bello, no provocarte sensaciones agradables el sonido de una melodía, no apreciar la belleza en el cambio de estaciones, y me pregunto ¿porqué vamos a rechazarla? ¿hay motivos para hacerlo?, desde mi ventana, o mejor dicho desde mi blog digo rotundamente NO.
No quiero volver a encontrarme el graffiti publicado en el post de Perú, dice:
Pregunté por la alegría. No respondió nadie.
Pregunté por la felicidad. No respondió nadie.
Pregunté por el hombre. No respondió nadie.