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Machado en Collioure. /RAYMOND ROIG |
Hace
unos días publicaba una entrada titulada “POR LOS CAMPOS DE CASTILLA” en la que hacía un humilde recordatorio del poeta, al tiempo
que, sin desearlo, se planteó a través de los comentarios un pequeño debate sobre
si trasladar sus restos a España o no, El País digital del día 9 de Marzo
publica este artículo que por su interés publico íntegro.
La Junta de Andalucía reabre el debate sobre el traslado de
los restos del poeta desde Collioure, lugar de peregrinación durante 75 años
para sus seguidores.
El mejor cronista de los últimos
días de Antonio
Machado, hace 75 años, recién estrenado el exilio en Collioure
(Francia), fue su hermano José. Él desveló su último verso —escrito a lápiz en
papel arrugado: “Estos días azules y este sol de la infancia…”—, su último
deseo (“Me dijo señalando a una de las humildes casitas de los pescadores que
había en la playa: ‘Quien pudiera vivir tras una de esas ventanas, libre ya, de
toda preocupación”) y acaso su última voluntad: ser enterrado en aquel pueblo
marinero mientras continuase la guerra.
Cuando
el poeta murió, no faltaron anfitriones. Una vecina ofreció su panteón y varios
intelectuales franceses ofrecieron París. “Es un deber para nosotros
encargarnos de las cenizas del gran Antonio Machado, caído aquí, en tierra
francesa donde había buscado y creído encontrar refugio”, defendió el escritor
Jean Cassou. Pero José Machado declinó la grandeur. En el diario
que escribió en Chile, a partir de 1940, afirma: “Preferimos que durmiese el
último sueño en el sencillo pueblo de pescadores de Collioure. Y en él esperará
hasta que la bárbara guerra termine con el triunfo de la libertad, y pueda ser
trasladado con la madre, y ya para siempre, a Madrid”.
Acabó
la guerra, se extinguió la dictadura y, como en otros campos, la democracia no
ha zanjado un dilema que rebrota cada cierto tiempo. ¿Deben regresar del exilio
los restos del poeta? La última voz en alzarse ha sido la del consejero andaluz
de Cultura, Luciano Alonso, que durante su visita al cementerio de Collioure,
reivindicó su exhumación para ser enterrado en Sevilla, donde nació en 1875.
Días después, Alonso refrenó su demanda inicial y abogó por un debate para
llegar a “un gran consenso” sobre el destino final del autor de Campos
de Castilla cuando se cumplan 150 años de su nacimiento (2025).
La familia, que rechazó cada
tentativa de la dictadura para retornar al poeta, ha flexibilizado su posición,
aunque no quiere encabezar nada. Creen que Machado es un símbolo que ya no les
pertenece en exclusiva. “Tenemos una postura muy clara. Es una decisión que nos
sobrepasa y que ya no depende de nosotros. Entendemos que es una decisión que
debe tomar la ciudadanía. Si alguien lo promueve y tiene una aceptación amplia
y muy escasas críticas, apoyaríamos el traslado de los restos a España”,
explica Manuel Álvarez Machado, sobrino-nieto del poeta e hijo de Leonor
Machado.
“Es obvio que a la
mayoría de la gente le gustaría que estuviera aquí, pero también hay quienes
consideran que debe seguir en Collioure para mantener el espíritu del exilio y,
por otra parte, hay que tener agradecimiento a una ciudad que ha mantenido su
memoria”, añade. En el mismo fiel de la balanza se sienta el secretario de
Estado de Cultura, José María Lassalle: “Comprendo y respeto ambas posturas.
Traer los restos del poeta es devolverlos a la tierra de la que nunca tuvo que
haber huido. Que permanezcan en Collioure es mantener vivo el testimonio de la
dignidad de su compromiso con la República. Como político aplaudo el empeño loable de la Junta de
Andalucía. Como ciudadano, no quiero que
se olvide que el poeta tuvo que huir de su patria”.
La única iniciativa
familiar para repatriar los cadáveres del poeta y su madre partió de Manuel
Machado en 1941, pero su petición no prosperó ante las autoridades franquistas.
A la vuelta de los años sería el propio régimen el que buscaría el amparo del
poeta que había llorado por las dos Españas. La dictadura deseaba convertir su
regreso en un símbolo de reconciliación y, de paso, arrebatar una de las
figuras más simbólicas a los antifranquistas. Javier Muñoz Soro, profesor de la
Universidad de Complutense, publicó en 2013 un artículo en la revista Cercles donde
detallaba las intentonas. “El 7 de noviembre de 1957, la Real Academia de la
Lengua creó una comisión para gestionar el traslado a España de los restos de
Antonio Machado y cumplir así con ‘ese deber de españoles’. Por mediación de
Gerardo Diego, el entonces subdirector del Museo de América y viejo amigo de la
familia Machado, José Tudela, escribió a José Machado, residente en Chile y
único hermano vivo tras el fallecimiento de Manuel en 1947. El 16 de diciembre
llegó su contestación: ‘No se puede aceptar un traslado mientras exista el
Régimen actual por el cual él tuvo que salir de su Patria. Esto sería ir contra
sus ideas”. No disuadidos por ello, reclamaron la exhumación ante las
autoridades francesas, que la denegaron. Tras el fallecimiento de José Machado
en 1958, el nuevo ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne,
retomó la idea aunque tampoco triunfó.
La familia apoyaría el retorno si goza de "una aceptación
amplia"
En 1958 los restos de Machado y su madre fueron trasladados a una tumba
propia, financiada mediante una suscripción popular a la que contribuyeron,
entre otros, André Malraux, la editorial Gallimard, el sindicato UGT, el
expresidente colombiano Eduardo Santos o Pau Casals. Una exhumación tendría
enfrente al alcalde de Collioure, Michel Molly, que se ha distinguido por mimar
la memoria del poeta. “Es importante que los jóvenes sepan que la gente
importante de su país ha tenido que irse y morir fuera. Machado no es
Collioure, es la representación de toda Europa”, declaraba a este periódico en
2011, tras firmar un convenio con la Universidad de Alcalá de Henares para
gestionar un archivo consagrado al poeta.
La
dictadura trató en varias ocasiones de repatriar al poeta y a su madre
Molly no está solo. Manuel Núñez Encabo, presidente
de la Fundación Antonio Machado española, se opone a la repatriación con dos
argumentos. "Antonio Machado está donde le coloca la historia de España.
Si está allí es porque hay unos hechos históricos de los que debemos sacar una
lección para que no se vuelva a repetir. Le expulsan de España por su defensa
de la democracia". La segunda razón que esgrime es para evitar el macabrismo.
“¿Adónde se traslada? Repartirse los despojos es algo muy poco positivo. Hay
siete ciudades machadianas: Sevilla, Madrid, Soria, Baeza, Segovia, Valencia y
Barcelona. Hay que reivindicar el Machado de todos, fuera de partidismos y
provincianismos. El lugar no es lo importante, lo más importante es que es un
poeta universal y patrimonio de la humanidad”.
Es probable que cada español tenga una opinión
tajante a favor o en contra. Machado es el poeta más santificado del panteón
literario. Su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación política durante
el franquismo y, tras la democracia, en un santuario laico. Al cementerio de
Collioure llegan miles de cartas con peticiones de todo tipo (trabajo, amor,
salud, paz…) hasta el punto de que el trasiego postal obligó a instalar un
buzón junto a su tumba.