Escucho
en una emisora de radio de carácter nacional un nuevo concepto que no había oído nunca el de la “ENVIDIA GENERACIONAL” que no es otra cosa que la que sienten
nuestros hijos por el hecho de saber que van a vivir peor que sus padres.
Estos menores y jóvenes que forman estos grupos no se están pudiendo incorporar a un mercado laboral y si lo hacen es con contratos muy temporales, son trabajadores de una generación, la última, que llevan dos crisis en 12 años.
En Ceuta y Melilla ese paro juvenil es de más del 65%. Uno de cada dos jóvenes está en paro en Canarias (57,7%) y Andalucía (52,1%).
Durante este año de COVID el paro juvenil ha subido el 26’7%, no debe de extrañar, 7 de cada 10 contratos firmados en España son contratos temporales de jóvenes menores de 25 años, según la Encuesta de Población Activa.
La edad de emancipación en España puede ser otra de las causas de esta envidia generacional, nuestro hijos se marchan de casa a “la temprana edad” de 30 años cuando en Noruega lo hacen a los 19 años y en Dinamarca a los 21, esto lleva consigo que nuestros hijos/as no cubran, con la tasa de natalidad, las muertes que se ocasionan anualmente, lo que supone un mayor envejecimiento de nuestra sociedad, ¿Cómo se van a emancipar nuestro jóvenes si no hay trabajo y tampoco se les concede crédito para acceder a una vivienda?, la vivienda es otro de los grandes problemas para emanciparse dada su reducida por no decir nula capacidad de compra.
No nos equivoquemos, el objetivo de las protestas van dirigidas hacia nosotros, el mundo que hemos les hemos/han construido o contra el que no hemos batallado. Pensar que la rabia no va contra nosotros es hacernos trampas.