Hace un par de meses, saltando de blog en
blog, pude ver uno que informaba sobre la realización de actividades colectivas
relacionadas con la lectura de textos, la casualidad hizo que estuviera ubicado
en la biblioteca de un pueblo muy cercano a casa, me animé, lo visité y me quedé.
Estaban
ya metidos en faena leyendo "El Amante
lesbiano” de José Luis Sampedro, así que en una semana me he puesto las
pilas y he leído el libro de un autor, para mí, referente de todo lo
que dice sobre la crisis en la que estamos metidos y sobre su visión del mundo en general; hombre que, a sus más de
90 años, habla con la claridad de un joven de 20 y tras leer este libro diría
que con una imaginación sexual desbordante.
"El Amante
lesbiano” no es un libro para llevarse a leer a la playa, ni para leerlo a
golpe de vista, es para leerlo tranquilo, paladeando sus
descripciones, emana sexualidad por todas las páginas y todo ello a pesar de que en él se
habla de homosexualidad, de lesbianismo, de travestismo, de seres andróginos, del
poder de dominación y de sumisión, de
sadomasoquismo, de hipocresía, también se habla de amor, sobre todo de pasión,
de una pasión que devora a Mario que
con el paso del tiempo, que es un no
tiempo (no me he vuelto loco), se trasforma en Miriam “una mujer muy hombre”,
su pareja: amante, dominadora, educadora, su nombre, Farida, una mujer a la que conoce desde
niño; ella le ayuda, en esa transformación, a ser lo que desde siempre quiso
ser: “Un amante lesbiano, adorante,
sumiso y activo”, en tanto que Farida
en sus relaciones con Miriam dice “…¡Lesbiana violando a un hombre, que
morbo!...”. Todo esto se desarrolla en un espacio imaginario llamado “las Afueras” “el
lugar en el que florecemos los disidentes del mundo reprimido” o “ el lugar donde vivimos los otros”.
El
libro de Sampedro parte de un criterio, la libertad, en el epígrafe se recoge
unas palabras de San Agustín que dicen: “Ama
y haz lo que quieras” a esta libertad de actuar en las relaciones
personales, de afecto y cariño, sobre la religión nos dice: “nuestra sociedad está dominada por una mitología religiosa cuyos
libros, declarados sagrados e infalibles, imponen una moral enemiga del placer
carnal y tan antinatural que valora la castidad como más perfecta que el sexo
dado a los humanos para su creador. Una moral que declara contra natura,
aberrantes y perversas, las modalidades del placer no encaminadas a la
procreación, aunque esas variantes sean espontáneas manifestaciones de la
vida”.
Dicen que un segundo antes de
morir, nuestra vida es vista en ese corto espacio de tiempo, solo que ya no tenemos tiempo
de enmendarlo.
Emilio M. Martín.
Emilio M. Martín.