Los libros son portadores de conocimiento, historias y
emociones que trascienden generaciones. Tirarlos es despreciar no solo el papel
en que están impresos, sino también el tiempo, la creatividad y la sabiduría
que contienen. Por eso, muchos optan por una alternativa más noble: dejarlos en
el parque.
Dejar un libro en un banco, al pie de un árbol o sobre
una mesa de picnic es un acto silencioso de generosidad. Es confiar en que otro
lo encontrará, lo abrirá con curiosidad y descubrirá en sus páginas algo
valioso. Los parques, lugares de encuentro y calma, se convierten así en
bibliotecas espontáneas, donde las letras circulan libres, sin dueños fijos.
Este gesto no solo evita el desperdicio, también
fomenta el amor por la lectura. Un niño que encuentra un cuento olvidado puede
enamorarse de los libros para siempre. Un adulto, al toparse con una novela
inesperada, puede hallar consuelo, inspiración o simple entretenimiento.
En una época de consumo desmedido, rescatar los libros
del olvido es una forma sencilla y poderosa de cuidar la cultura y compartirla.
Porque los libros no se desechan: se donan, se pasan de mano en mano, y a
veces, simplemente, se dejan en el parque.

Me duelen esos libros en contenedores de basura o escombros.
ResponderEliminarHace un año mas o menos me deshice de dos cientos libros, los tenia de doble fila y decidí hacer un reajuste, pero los llevé a diferentes sitios, tirarlos es una pena, y hay muchos sitios que los reciben agradecidos.
ResponderEliminarTirar un libro es un crimen, creo que hay muchos lugares en los que dejarlos, Bibliotecas,hospitales, parques o sencillamente darlos a quienes vienen a tu casa.
ResponderEliminarDebería estar penado tirar libros a los contenedores. Además, no se ven uno ni dos sino bibliotecas enteras. Buena iniciativa la de donarlos como si fueran un órgano de nuestro cuerpo.
ResponderEliminarUn saludo.
A pesar de seguir adorando los libros de papel, hace años que he dejado de coleccionarlos y como bien dices, no se tiran, cuando termino de leerlo lo regalo, alguna vez lo he dejado en un bar o restaurante, en algunas playas hay sitios (especie de buzones) donde puedes dejar libros.
ResponderEliminarUn saludo.