Desde pequeño, (10-11 años) tengo un
gran vicio, el vicio de la lectura, no está incluido en la lista, para algunos debería, comenzó en el momento en el que mi padre me regaló las novelas de
Tarzán del autor americano Edgar Rice
Burroughs y se incrementa cuando se apuntaron al Círculo de Lectores, en ese momento comencé a leer a los clásicos, a leer poesía y teatro; por aquella época, años
60, no sé si había bibliotecas públicas, el libro era una cosa peligrosa, lo que no había es una como nuestra biblioteca de barrio, la que hoy tenemos cerca de casa, una gran biblioteca llena de libros y de actividades para niños/as y
adultos, es aquí donde se encuentra el club de
lectura “entre ríos” al que pertenezco; en la actualidad leo en libro electrónico, habiendo aumentado mi ritmo de lectura sin haber abandonado el papel siempre con su olor característico.
Me
he quedado a cuadros al leer que en Madrid,
siempre Madrid, se prohíbe entrar a
niños menores de 11 años a una biblioteca si no van acompañado de sus
padres; es de locos, están quitando ánimos a que tengan el vicio de
la lectura no vaya a ser que con ello tengan juicio crítico, está visto que los libros siguen siendo un peligro y
que pueden alterar sus tiernas cabezas y convertirse en delincuentes de
izquierdas, o lo que es peor, comunistas bolivarianos, son los mismos que dicen que no hay que adoctrinarlos, ya sabemos, leer es adoctrinar.