“El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es
un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que
hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de
miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de
tener un sentido poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente
madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y
espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombre destruido y anárquico.
Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia
perplejidad, destruiría Cataluña. E introduciría su mentalidad anárquica y
pobrísima, es decir, su falta de mentalidad”.
Esta frase fue dicha a finales de los años 50, posiblemente sale ahora de forma muy intencionada,
incluso diría que dudaría de su certeza de no ser que la he visto publicada en
varios diarios de tirada nacional y no ha sido corregida, ¿cómo se puede ser
tan mezquino?, desconozco, no tengo datos, que todos esos independentistas que
están saliendo a la calle sea iguales de xenófobos que este Jordi , un presidente que les ha robado a manos llenas mientras insultaba a los andaluces; teniendo en cuenta que tuvo, entre otras, el poder de dirigir la
educación de sus conciudadanos, no me sorprende nada que su pensamiento esté incrustado en la mente de muchos de ellos. Me apena ver y escuchar lo que se dice en Cataluña, durante más de cinco años pasé los mejores momento de mi vida en una ciudad, Barcelona, en la que se podía hablar y pasear con toda tranquilidad y no ser atacado ni insultado por ser andaluz.