Ya que no estábamos muy lejos de Liverpool nos pasamos por un lugar soñado por mí desde el tiempo de los dinosaurios, siempre he sido un fans de los Beatles, los Rolling, desde mi punto de vista, no se vaya a enfadar alguien, no les han llegado a la punta de los zapatos y qué decir de su retirada, están arrastrándose por los escenarios y no están dejando nada para soñar; lo que decía, ya que estábamos cerca, nos asomamos a La Caverna, nos metimos dentro de ella, ¡¡qué placer!!, aquello fue orgásmico.
Puede que los Beatles no estuvieran mucho tiempo tocando por allí, pero su aire, pese a los años transcurridos, se respira. Dos salas, en un profundo sótano, donde se toca música en directo, de alta categoría y con un sonido que te rodea por todas partes. Tras un par de horas allí dentro, con una pinta en la mano y con la música bailando en los oídos nos fuimos a pasear por el puerto en un día que se podían visitar los museos hasta las 10 de la noche, nos pasamos por el Tate y por el Museo Marítimo. Música y museos ¿que más se puede pedir?, ¿una noche de desenfreno?, bueno, pues también.
La entrada a La Caverna será algo que siempre permanecerá en mi recuerdo.